perdon

¿Hay que obligar a los niños a pedir perdón?

Seguro que muchas veces habréis oído alguien decir a sus hijos: «pídele perdón». Dicho así es una orden, una obligación y el niño sólo puede optar entre decirlo y por lo tanto hacer caso a sus padres o pasar de todo y llevarse una buena bronca.

Pero aunque lo diga, no estaremos seguros de si lamenta lo que ha pasado, porque no ha salido de él/ella… No soy partidaria de decir a los niños que pidan perdón. Soy partidaria, en cambio, de que entiendan qué significa, y para que esto ocurra, tienen que ver que nosotros pedimos perdón.

El perdón debe ser algo habitual en casa, en su entorno. Hay adultos que no piden nunca perdón, ni a su pareja, ni a quien sea que hayan podido ofender y mucho menos a los niños.

Como si pedir perdón cuando hacemos algo mal, cuando nos equivocamos, aunque sea con la mejor de las intenciones, sea rebajarnos. Como si fuera una mancha en el expediente de nuestro propio orgullo.

Pedir perdón es sano, liberador y cura al emisario y también al receptor. Pero no se puede convertir en una palabra vacía de significado: no podemos decirlo a diestro y siniestro cada vez que hacemos algo mal pensando que de esta manera ya queda todo resuelto.

Cuando decimos de verdad «perdóname» debemos querer decir «lo siento de verdad, no quería hacerte daño e intentaré que no vuelva a suceder» y realmente, de verdad, tenemos que intentar que aquello no vuelva a ocurrir.

Cuando a nuestro hijo le pedimos perdón porque hemos gestionado muy mal una rabieta, por ejemplo, de aquellas que sacan de quicio, debemos hacer que sepa que intentaremos hacerlo mejor la próxima vez.

Que sepa que nos sabe muy mal no haberlo hecho lo suficientemente bien, porque nosotros somos los padres, y a pesar de que nos equivocamos a veces, tenemos que seguir luchando para mejorar día a día. Si algún día somos los últimos en ir a recogerlo a la escuela y a nuestro hij@ le duele, cuando le pedimos perdón, debemos realmente intentar evitar que lo que le ha herido vuelva a suceder. No podemos decir «perdóname» y llegar tarde cada día. Porque ni lo estaremos diciendo de corazón ni él querrá ya perdonarnos. Y entenderá, además, que esta palabra no tiene ya ningún significado, que está vacía.

Últimamente, que estoy bastante con niños, oigo a menudo que piden perdón, porque les sale automáticamente o porque les animan a hacerlo.

Pero lo dicen porque sí, como algo mecánico que «hay que decir después de haber pegado o mordido». Y me pregunto si realmente saben lo que están diciendo y lo que significa. Me pregunto si alguna vez les han pedido perdón a ellos: no otro niño después de pegarles, sino si lo han escuchado en casa, si han entendido, de verdad, qué quiere decir y qué implica el perdón.

Entiendo que a veces pedir perdón no es fácil como tampoco lo es, a veces, perdonar. Pero es importante, muy importante, que transmitamos todo esto a nuestros hijos.

Y que ahora que ellos imitan todo lo que hacemos, que observan todo lo que decimos y cómo nos comportamos, tomemos conciencia de cómo nos relacionamos con los demás adultos de nuestro entorno, también en relación al perdón.

Aprovechemos la ocasión y miremos si somos de los que perdonan o de los que no.

Si somos de los que piden perdón o si pensamos que nunca tenemos motivos para pedirlo.

Si somos de los que decimos «perdóname» a diestro y siniestro como si esto ya tuviera que resolverlo todo y sin prestar atención a volver a hacer daño la siguiente vez…

Tomar conciencia, hacer este ejercicio creo que será bueno para nosotros, pero también para ellos.

¿Cómo llevas, tú, lo del perdón? 😉

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

9 comentarios

  1. La meva petita de 2 anys i mig, alguna vegada que m’ha vist triste per coses meves, h! vingut a abraçar-me i a demanar-me perdo… es llavors quan, a part de menjarme-la a petons, li he d’explicar que ella no ha fet res dolent i que no ha de demanar perdo. amb mi i amb el seu pare no li costa res demanar-ho, pero als altres nens si.

    1. Hola, Encarni!
      És molt normal que digui això: els nens petits estan immersos en la etapa egocèntrica i això vol dir que si la mama està contenta, és gràcies a mi, que sóc una nena fantàstica, i si està trista és per culpa meva perquè he fet alguna cosa que l’ha fet posar així. En aquests casos és molt important el que feu: dir-li que no té res a veure amb ella, que no es cregui que si estàs trista és perquè ella ha fet alguna cosa. Amb moltes paraules, parlant-ne molt i a mesura que passi el temps anirà entenent que la mare pot estar trista per coses que no tenen res a veure amb ella.
      Una abraçada

  2. Estoy muy de acuerdo con esto, no debería costarnos tanto trabajo pedir perdón en general y en particular a nuestros hijos, sería fantástico que nunca nos equivocáramos y que no fuera necesario, pero lo cierto es que se nos escapa y rectificar es muy importante.
    Un abrazo!

    1. Hola, guapa!
      Es imposible hacerlo siempre todo bien! Y es necesario que reconozcamos cuando nos equivocamos y pidamos perdón. Es importante para nosotros pero también para que vean que sus padres no son perfectos; que saben tomar consciencia de lo que ha pasado, que se cuestionan y que saben reconocer cuando no han estado a la altura. Así ellos algún día sabrán también hacer lo mismo.
      Besos!

  3. El meu fill de 2 anys l’altre dia em va mossegar fort (feia molt q no passava, i no m’ho esperava), vaig perdre els nervis i al cridar-li es va espantar i em va dir “perdona” . Vaig flipar. Suposo q a la guarde els deuen fer demanar perdó sovint, pero em va sonar al q tu dius, a “acte reflexe”. Li vaig demanar perdó jo també per haver cridat, i li vaig dir que havia estat perque m’havia fet molta pupa. Al final em va fer una abraçada ”de les q curen” i tots contents, crec q ho va entendre… El que em deixa més tocada es q ultimament tinc sovint aquesta sensacio de q a l’escola no van massa en linia amb el tipus de criança q intentem aplicar a casa… 🙁

  4. Hola miriam, me encantó tu post, y mw vino anillo al dedo se una duda que tengo actualmente. Tengo un hijo de 33meses qje se psa el dia pidiendo perdon a roda hora, incluso cuando se tropieza con algo el solo, le pide perdon al mismo armario, yo soy de reoetir mucho el «perdon » con el mayormente en situaciones que le lw hice daño sin querer como tropezar, o enfadarme mucho en alguna rabieta, pero tampoco soy una mami que le exigo a que pida perdon constangemente a niños cada vez que pega, muerde, haga daño, pienso que lo mwjor es explicar el daño que hizo, la reaccion que tuvo ese niño, y retirarse por un tiempo…que motivo twndra a pedir perdon por todo? Decir que yo soy tambien una persona muy respetuosa y suelo pedirlo a menudo cn la gente de mi entorno, asi como pedir «por favor» y «gracias» pero estas dos ultimas no las repite tanto como «perdon»

  5. El nostre peque de quasi 4 anys li costa molt demanar perdó. Li expliquem que això no es fa, O que la mare O al pare no els hi agrada que ens faci mal O que als amics no es peguen, que l’altre potser està trist per haver fet O dit allò… Llavors acostuma a posar-se a llorar, es a dir, sembla entendre que s’ha equivocat fent allò però no hi ha manera de que demani perdó. La seva manera de demanar perdó, és tornar a jugar amb aquell nen/a amb un gran somriure, i moltes vegades no sé si ho hauria de deixar passar O no deixar que jugui fins que demani perdó Tot i que prefereixo que entengui que allò no es fa abans de que pemani perdó…
    Per nosaltres és complicat…
    Bé, ja veus que sovint no sabem què fer

  6. Para mí lo mejor de todo es obligar a pedir perdón aunque esa persona no lo sienta, eso además también da más poder sobre otra persona que estaba empoderada como para no pedir perdón por lo que dijo y eso le hace además perder a esa persona que hizo esa falta, lo cual esa humillación para esa persona que no quiso pedir perdón por esa fechoría sin sentirlo además sirve como castigo y lección para él para la próxima vez tener más miedo para repetir esa fechoría.

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