Invierno en julio
La semana pasada os hablaba de la intuición. Al día siguiente de publicar aquel post intuí que a Laia le rondaba algo. Aparentemente no pasaba nada, ella estaba igual de contenta como siempre y no había ningún dato empírico que hiciera pensar que le estaba pasando nada raro. Pero yo tenía la mosca en la nariz. Al día siguiente se levantó, y al cabo de un rato me dijo «tengo frío», una frase que hemos oído en contadas ocasiones viniendo de ella. Ella es de las que no tiene frío nunca y que en pleno invierno, suda si le pones una chaqueta delgada…!