Mas amor y cariño

La mala costumbre

30.1.2012

Mi compañero tiene la mala costumbre de decirme que me quiere y yo tengo la mala costumbre de que me guste oírlo. Mi compañero tiene la mala costumbre de abrazarme y darme besos sin pensar si son pocos o demasiados, sin pensar que quizás debería cortarse porque no me malacostumbre. Yo tengo la mala costumbre de que sus besos y abrazos me gusten y no quiera que se acaben. Tengo la mala costumbre de sentir que me van bien, que me ayudan a relajarme, que me hacen sentir querida, que me reconfortan después de un día largo y agotador. Mi compañero tiene la mala costumbre de dormir conmigo y yo tengo la mala costumbre de no cansarme de dormir juntos, de querer dormir cada día con él y de echarlo de menos si alguna noche está fuera de viaje.

La sociedad en que vivimos tiene la mala costumbre de pensar que amarse y expresarlo podría perjudicarnos porque todo el mundo sabe que a veces, las cosas, se acaban. La sociedad tiene la mala costumbre de querer protegerse para no sufrir y entonces empezamos a racanear en cuestiones de amor que es en las que nunca deberíamos ser tacaños. La sociedad (que a estas alturas tiene más de una carencia afectiva y emocional) tiene la mala costumbre de decir a muchos padres y madres que no se pasen mucho en eso de amar a los hijos; de mimarlos demasiado, de dormir con ellos, de darles tantos brazos como pidan, de amamantarlos, de acompañarlos en el llanto y en la noche oscura.

Vinculémonos, pero tampoco demasiado; llevémosles en brazos, pero tampoco demasiado, acompañémosles en la noche, pero sólo hasta donde yo decido que es demasiado; amémosles… pero que tampoco se note demasiado, que si no me dicen que es un mimado y que… ¡lo malacostumbraré! Os propongo un modesto ejercicio: ¿y si dejamos de pensar siempre que los bebés y los niños pequeños se malacostumbran y empezamos a pensar que quizás somos nosotros los que nos hemos malacostumbrado a entregarnos con reservas porque es la manera que tenemos de protegernos porque no nos hagan daño? ¿Y si empezamos a pensar que nos hemos malacostumbrado a pensar mal de los bebés y los niños pequeños porque la sociedad en que vivimos y ciertas corrientes nos han malacostumbrado a pensar así? ¿Y si empezamos a pensar que la tacañería en cuestión de amor a los pequeños surge quizás de la época en que había mucha mortalidad infantil y era la forma que tenían de no sufrir tanto cuando un hijo se moría? ¿Y si pensamos que ese tiempo se ha acabado y es hora de cambiar el paradigma?

A mí no me ha gustado nunca que me quieran con reservas. Como tampoco me ha gustado nunca que me quieran pero que no me lo dijeran nunca ni con palabras ni con gestos. No me ha gustado nunca que me acompañaran sólo a medias hasta donde los demás creían necesario. No me ha gustado dormir sola, ni tampoco, la mayoría de veces, llorar sola.

No me gusta escuchar, demasiado a menudo, que la mala costumbre es de los bebés y niños pequeños y que la culpa de que la tengan, por tanto, es de sus padres. Los humanos somos animales de costumbres, sí, es cierto. Pero qué manía de pensar siempre que las costumbres que tienen que ver con el amor son «malas» costumbres, que nos perjudican y que por tanto, es mejor evitarlas. Nunca deberíamos ser avaros a la hora de dar y recibir amor y mucho menos, con los hijos. ¿Os habéis preguntado alguna vez qué pasaría si un día, de repente, todos fuéramos generosos y sobre todo, lo fuéramos en cuestiones de amor? ¿No creéis que este día nos sentaría a todos muy pero que muy bien? Decir que amamos, escuchar que nos aman, dar un elogio y saber recibirlos, agradecer y sentir que nos agradecen, abrazar y ser abrazados,…

Y da igual que mañana esto se acabe, da igual si mañana alguien baja el telón de esta función nuestra, y ¿sabéis por qué? Pues porque ese día lleno de amor sin reservas y sin culpa, lleno de entrega, de oxcitocina, de buen rollo, y de contacto humano sincero y caluroso habrá sido, sin duda, el mejor día de nuestra vida.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

19 comentarios

  1. Doncs ara no recordo on la vaig llegir o escoltar, però recordo una frase, d’aquelles que em va arribar, i més o menys deia així: «què és millor, plorar perquè hem perdut la felicitat o no haver-la conegut mai?». Jo amb els meus dos fills ho tinc claríssim.

  2. M’agrada molt!! I no em cansaré d’agraïr-te com escrius i els temes que escrius, em van com anell al dit! De veritat que m’identifico en els teus posts i comparteixo plenament! Amor, amor, amor!! M’encantaria anar a fer un cafetó amb tu ja! (no seria massa difícil, sóc de Manresa! ja, ja!) Tinc tantes coses per dir-te, consultar-te, comentar-te, explicar-te,……..la teva visió dels temes que tractes m’agrada molt, m’ajuda a entendre’m a mi i als demés i sobretot a créixer! Mil gràcies!!

  3. M’ha encantat! Jo m’he de sentir molts comentaris despectius per oferir contacte, calor, amor…al meu petit! (i inclús de nit! això ja entra a la categoria de pecat mortal depenent amb qui parlis).
    Jo els dic que qui estic malacostumada sóc jo, que ell no ho voldria però que em consenteix 🙂
    I m’apunto a lo del cafè, que jo també sóc de vora Manresa! hehe!

  4. Visca les males costums! i al que no li agradi potser és que té alguna mancança. Segurament una mica més de males costums a la seva vida i seria més feliç.

    Felicitats per l’escrit! Com sempre, molt ben expressat!

  5. DONCS VISCA LES «MALES COSTUMS»!!!!! Jo era de les que pensava o, més aviat, m’havien fet creure que el millor per educar els fills era no «malacostumar-los» que si massa braços no son bons, que si han d’aprendre a dormir sols. Fins que un bon dia, l’Oriol era molt petitó i vaig decidir que, no sabia qui tenia rao, però jo no volia educar els meus fills d’aquella manera.
    Des de llavors intento acompanyar-los en tot el que puc i tot i que sabem que anem molt cansats i que a vegades t’estaries més estona amb ells a l’habitació però que només de pensar tot el que et queda per fer se’t posen els pels de punta, ho intentem i no passa un dia sense dir-nos t’estimo imo, imo!!!! (és el nostres crit de guerra!!!!)

  6. Es una excelente reflexión, en tiempos en que amarse sin reservas es una mala costumbre, e incluso eso que apuntas, podemos hasta sentirnos culpables de recibir. Yo también apuesto por ese día de amor sin reservas

  7. m’encanta malacostumar als meus dos petits (2 i 4 anys)…vaig nèixer malacostumada.. potser ja m’hi an malacostumar de petitona ?¿?¿
    Fantàstic escrit! Per cert jo també soc més de tes..i de Manresa!

  8. Para que te quieran hay que merecerlo y eso es un trabajo diario. Amar a un hijo es normal pero conforme va creciendo si el no demuestra su amor es porque no has sabido hacerte querer o esque el hijo o hija es un malparido. Luchar por lo que se ama, luchar día a día y nuna decepcionar, esa es la base para hablar del amor!

  9. muy bien miriam, me encanta tu escrito, yo soy de granada y no podré ir a tomar el té, pero te aseguro que me encantaría, seguro que tenemos muchas cosas en comun, tengo una peque de 3 meses que es mi locura y el motor que me levanta cada dia……que ya es mucho, besos para todas….

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