Comida de Navidad
Ya habían comido hasta más no poder aquel mediodía de Navidad. Era el turno de los postres, de los turrones, de los polvorones, de los cafés, de la sobremesa interminable, de aquella pereza que te haría tumbar en el sofá y no despertarte hasta al cabo de una hora. Había ruido, todo el mundo charlaba a la vez y a Lia le costó que la familia le parara atención. Tuvo que hacer el típico ruido de cucharilla con la copa hasta tres veces porque todo el mundo se enterara que alguien quería decir algo y ser escuchado a la vez por todos.