regalo

¡Qué regalo!

Hay momentos de lucidez. Hay momentos en que todo tiene sentido y que lo ves todo claro. A menudo estos momentos de claridad me vienen cuando estoy relajada, cuando voy a otro ritmo y cuando os miro, a las dos, y conecto con lo real de verdad. En estos momentos siento que todo es efímero, que la muerte y la vida se enroscan y que nada permanece. Pero no me crea ningún tipo de inquietud, al contrario, es como que me doy cuenta que gracias a ello, a saber lo muy efímero que es todo, puedo disfrutarlo mucho más, puedo disfrutar cada instante mucho más. Como si todo, también morir, valiera la pena.

Y os veo jugando, riendo, con el pelo alborotado de quien juega mucho y se entretiene muy poco con la apariencia y me enamoro más de vosotras y de este momento. De presencia absoluta vuestra y mía. Todo tiene sentido.

Es entonces cuando prometo no enfadarme más porque no vale la pena, porque lo que realmente importa es aquí y ahora, y además, todo está bien. Cuando prometo seguir conectada a eso que vivo ahora mientras os miro, al gozo de vivir y de veros libres y felices.

En la vida cotidiana hay demasiado ruido, físico y simbólico y a veces cuesta conectar con esto que siento ahora, aquí, en el bosque este que decís que está lleno de hadas y desde donde escribo mientras os veo por la ventana. Necesitamos más calma, más silencio, más contacto íntimo con uno mismo y con los demás para conseguir no desconectar de lo que es realmente importante.

Nos perdemos en lo superfluo, con problemas inventados o mucho más pequeños de lo que nos parece a veces. Con el ruido los hacemos grandes, con la desconexión, se amplifican y ocupan todo el espacio vital nuestro, y a menudo no podemos ver más allá, darnos cuenta de que todo es efímero y que si no lo aprovechamos todo aquí y ahora, se irá para siempre, nos iremos para siempre y tal vez quien sabe, no habrá valido tanto la pena…

Hoy me lo he pasado tan bien los cuatro… Hacía siglos que no hacía una guerra de bolas de nieve como la de hoy, corriendo y riendo como si el mundo fuera a terminar allí mismo. Hacía tiempo también que no abrazaba ningún árbol, pero jugando con vosotras y con las hadas que decíais que había hemos acabado abrazando cada uno el árbol que más le ha gustado, en silencio, como un juego solemne que os habéis inventado…

Cuando estamos de vacaciones nos dejamos guiar por vosotras en el juego, en el descubrimiento y os dejamos hacer. Tocáis la nieve, el barro y el agua y acabáis sucias de arriba abajo. No me importa, no me importa nada. Sabéis cuando tenéis frío y cuando el juego se desborda. En el fondo, os reguláis tan bien, si os dejamos… que lo que nos toca hacer es bien poco: velar por vuestra seguridad, a todos los niveles, y disfrutaros.

Qué fácil parece ahora, aquí, de vacaciones, y lo difícil que es a veces en pleno día a día, frenético y lleno de ruido. En la Naturaleza todo es tan fácil…

Qué regalo que es tener hijos. Ni en mis mejores sueños habría imaginado que me provocaría momentos de tanta felicidad, y a la vez, que me pondría tanto contra la espada y la pared, que debería hacer cambios sustanciales en mi manera de vivir y ver el mundo.

Qué regalo que la maternidad me haya transformado tanto, porque me siento mucho mejor como soy ahora. Y sobre todo, porque es un regalo que no se acaba nunca, como si no acabaras nunca de desenvolverlo. Porque es para siempre, porque cada día podemos mirarlo con los ojos abiertos de quien descubre algo nuevo que no sabía, que ni intuía…

Un regalo tan sorprendentemente bonito que lo único que puedes hacer es quedarte con la boca abierta e intentar decir: GRACIAS.

Y tú, ¿en qué momento sientes que, de verdad, estás conectada al momento y a tus hijos?

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Míriam Tirado

Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

2 comentarios

  1. Yo tengo tres y se llevan poquito!!15meses entre ellos. Y como dices tú que regalo la maternidad, me chifla mirarlos desde un angulo, verlos juntos, jugar y reir, es apasionante. Y también verme reflejada en el espejo de sus ojos cuando han tomado pecho, hoy dia la pequeña! Es el mejor regalo, son el mejor regaloo!!!❤❤❤

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