Libertad

Los hijos no nos pertenecen

18.7.2011

A veces me pregunto si algún día perderé la perspectiva. Me pregunto si, cuando Laia sea mayor, o adolescente, o ya adulta, habré perdido la perspectiva que tenía antes de tener hijos y que me parece que todavía conservo ahora. Me refiero a la certeza de saber que ella, por mucho que la quiera, por mucho que sé que le daría la vida sin pensarlo un instante, ella no me pertenece. Que ella es libre, que es un ser individual y que tomará sus propias decisiones, aunque algunas no me gusten. Quiero tenerlo muy claro porque cuando tenemos un hijo, todo esto nos queda aún muy lejos, y si no lo pensamos o recordamos, a veces, puede que lo olvidemos. Que perdamos la perspectiva y la distancia que nos hace ver que estamos criando hijos que queremos que sean libres. O al menos ese es mi deseo. Criar a una hija que sea feliz y libre. Y por eso lo escribo, porque no quiero perder la perspectiva.

Y a veces a los padres les cuesta entender la libertad de los hijos. Entender que ellos tienen su propia vida y que ésta, puede no coincidir con lo que tenían previsto cuando el hijo era un bebé que gateaba por casa. Quizás cuando tiene 16 años nos dice que ya no quiere estudiar más, tal vez cuando tiene 18 empieza a salir con una pareja que vemos claro que le hará daño, o no es como pensábamos que sería, o decide emprender caminos que nunca hubiéramos deseado que tomara. Quizás en algún lugar de nuestro inconsciente nos habría hecho gracia que nuestro hijo hubiera hecho carrera, o hubiera estudiado música, o hubiera sido más extrovertido, o hubiera triunfado con lo que a nosotros nos habría gustado triunfar… Pero quizás ni tiene ganas de hacer carrera, ni de estudiar música, ni de ser sociable o extrovertido y mucho menos, de llegar allí donde no llegamos. Porque no es nuestra vida, es la suya. Y de eso, nadie está excluido. Podemos haber dado biberón, pecho, haber dormido con ellos en la cama cinco años seguidos, o haber aplicado métodos conductistas para dormir, da igual. Los hijos acabarán haciendo lo que ellos decidan porque un día dejan de ser bebés, niños, adolescentes y se convierten en adultos. Y es así como debe ser.

Supongo que nos gustaría que lo que hemos aprendido nosotros en el recorrido de nuestra vida, ya sea de 34 años, ya sea de 45 o 60, lo llevaran ya integrado en las células, en el mismo ADN (si fuera posible), de esta manera, ya no cometerían los errores que hemos cometido nosotros. Supongo que querríamos que no se equivocaran como nosotros lo hicimos y que, a los 15 años ya vieran que eso no les conviene o que es mejor que escojan este y no el otro camino. Nos gustaría hacerles la senda muy fácil, bien llana, para que fueran más felices y nosotros pudiéramos estar más tranquilos.

Pero la vida es aprendizaje y normalmente sólo se aprende de verdad lo vivido y por mucho que, cuando sea el momento, les digamos que se equivocan, que no estamos de acuerdo, que «¡¿no lo ves, que eso que has decidido, es un error?!»… suponiendo que tengamos razón, sólo cuando ellos lo vivan y lo aprendan, entenderán de lo que les hablábamos. Es su experiencia, la suya, y por mucho que nosotros tengamos la nuestra, en estas cosas… puede no servir de nada. Mejor que eso lo sepamos de entrada, porque sino, podemos sufrir mucho y podemos hacerles sufrir también. No tengo ni idea de que nos deparará el futuro pero siempre quiero recordar que ella es libre, que quiero que sea libre, libre y feliz, y que nada de lo que pase o haga, aunque quizás a mí no me guste, dañará nuestro vínculo. El vínculo va mucho más allá de la cotidianidad, de las decisiones, los desacuerdos… el vínculo perdura en el tiempo, en la luz y en la oscuridad. Y eso es lo que vamos hilando día a día, con hilo transparente, pero fuerte y duro, del que nunca se rompe.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

15 comentarios

  1. Llevas mucha razón, nuestros hijos no nos pertenecen, es así. Pero ese concepto tan obvio, me parecía mucho más sencillo de llevar a la práctica, antes de ser madre. Pero quién dijo qué la paternidad fuese fácil…? Tendremos que ir aprendiendo a convertimos en los padres que queremos ser para que así nuestros hijos puedan elegir qué persona quieren ser.

  2. Efectivamente, no nos pertenecen, nuestra labor es educarlos he intentar que cuando lleguen a cierta edad y tengan que tomar decisiones, podamos confiar en que lo hemos hecho bien, en que les hemos dado unos valores y principios y esperar de ellos que sean de provecho, porque más tarde o más temprano llega un punto en el que no podemos ni debemos intervenir en lo que hacen.

  3. Yo me lo repito muy a menudo para que no se me olvide, y eso que ella ya desde pequeña se encarga en recordarmelo, me retira cuando no quiere besos y en otras muchas acciones que se cree que la invado. Me encantaría pasarle este post a un par de personas que no quiero ni nombrar.

    1. Et pot costar perquè en el fons, ens costa a totes i a tots… ens els sentim tan «nostres»… sobretot quan són tan petitets que aquests conceptes a vegades buf… Però suposo que com més clars els tinguem, millor per tots. Una abraçada!

  4. Que verdad tan grande, espero ser capaz de respetar esa independencia y poder acompañarla sin juzgarla y sin sentir que su vida es mía…. Me parece una de las cosas mas difíciles de la maternidad, espero que ella ame tanto su libertad como para decirme «esto es asunto mío y aunque agradezco tu apoyo solo yo puedo decidirlo», espero ser capaz de asumir eso y permanecer a su lado… Que difícil! Un besazo

  5. Inmillorable !! Arribes a tocar al fons dels sentiments, si més no, dels meus, i t’ho agraeixo. Realment no cal buscar els sentiments al fons del cor perquè ens els deixes a FLOR DE PELL.
    Sí, jo també intento pensar sovint que els meus dos tresors no em pertanyen, però fa mal, més mal del que m’hagués pensat abans de tenir-los. Però ara també entenc millor als meus pares i els agraeixo molt més que em deixéssin cometre errors, pendre les meves decisions,… encara que no sempre els devia agradar. Gràcies pares!!

  6. Uff…..Tus escritos me hacen plantearme tantas cosas!!
    Creo que este saber soltar y dejar volar sin temer a perder el vínculo, sin sufrir más de lo necesario por verlos lejos pero sentirlos cerca…
    Creo que respetar profundamente que tomarán decisiones que no compartiré, que, quizás no me gustarán….
    Creo que gestionar esta certeza de que los hijos no nos pertenecen, que son personas únicas, libres, independientes….Creo que todo esto será algo por lo que me resultará difícil transitar…..No en la teoría, la teoría la comparto y creo en ella totalmente….Sin embargo, intuyo que me resultará difícil en la práctica y también que aprenderemos muchísimo cuando nos toque vivirlo…
    Creo que ya vamos aprendiendo sobre ello cuando aprendo a no tener expectativas, a aceptar y respetar, por ejemplo, que fuese un bebé al que no le gustaban nada los masajes y que, ahora con 4 años los disfrute muchísimo….a no organizar actividades pensando en que las disfrutará mucho cuando quizás no lo haga y dejarnos sorprender y maravillar cuando descubrimos sus gustos, sus preferencias…..
    Para mí, un tema en el que reflexionar muchísimo

    1. Es que no es fácil… pero es tan importante… dejar volar desde el sabernos unidos para siempre a un nivel profundo. Estoy segura que sí podrás transitarlo, y mejor de lo que crees. Ahora cuesta de imaginar porque son pequeños. Pero crecen y esto va siendo progresivo hasta que zasssss, vuelan! Un abrazo.

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