Míriam Tirado

Blog de Crianza Consciente

Cuentos para adultos

Actualidad, consejos, reflexiones... ¡y mucho más!

Empecé el blog en febrero de 2011, en este apartado encontraras más de mil posts sobre crianza consciente, reflexiones, consejos y mucho más para ayudarte a vivir una maternidad y paternidad plena, consciente y feliz. En mi canal de YouTube encontrarás más de 200 vídeos que te ayudaran a poner perspectiva y humor a tu día a día.

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Y todo vuelve…

Raquel hacía cinco meses que había tenido su hijo. Ella decía «tenido» y nunca «parido». Se había pasado nueve meses soñando el parto perfecto que, sorpresa, no había sido el suyo. La decepción fue máxima y quizás por eso, porque todavía está enfadada, dice «tenido». Desde que nació su hijo Aran, que sabía que tenía una espina clavada. Aquella cesárea que le hicieron tras seis horas de trabajo de parto con dilatación lenta la tiene grabada en el cuerpo, con una cicatriz que aún duele, y en el alma, porque la rompió por un lugar muy profundo.

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La película
De 0 a 1 años
Míriam Tirado

La película

Gina hacía una hora que intentaba que Paula durmiera. Estaban dentro de la habitación de matrimonio, aún dormía con ellos. Primero la había paseado un buen rato porque últimamente, por la noche, estaba como más nerviosa y hacía falta, antes que nada, relajarla. Hacía tiempo que la bañaban a mediodía y no por la noche: a Paula el agua la excitaba y lejos de calmarla, la despertaba aún más! Después de pasearla un buen rato, habían ido a la cama, todo a oscuras, y había empezado a darle el pecho. Paula era de las que mama de mil y una posturas diferentes, de las que no para de moverse. Gina está segura de que de mayor trabajará en el circo ¡y será contorsionista!

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Dos mundos, un mismo momento

La Marina estava cansada, molt cansada. Feia dos mesos i mig que havia nascut el Pere, el seu primer fill i fins al moment no havia dormit més de dues hores seguides. Es notava esgotada, sobretot perquè durant molts dies, al vespre, el Pere plorava i plorava i calia passejar-lo amunt i avall a coll més d’una hora per aconseguir consolar-lo i, malgrat ser tan i tan petit, el Pere deixava clar que qui volia que el passegés era la Marina i no el Quim, el seu pare. Ella ho feia de gust, es veia capaç de sostenir el plor del Pere, però alhora, era com si aquella estona passejant-lo sentint-lo plorar i cridar desconsoladament, se li endugués la poca energia que li quedava. Li havien dit de tot; que eren còlics, que potser es quedava amb gana… però alguna cosa li deia a la Marina que el que li passava al Pere és que li costava adaptar-se. Adaptar-se a la nova vida de bebè que li tocava viure.

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