La vida maternal o paternal es tan frenética y a ratos tan agotadora, que a veces parece que sólo nos quejamos. Nos preguntan que qué tal estamos y respondemos “uf, cansados”, porque es cierto, creo que no hay etapa de la vida tan agotadora como la que vives cuando tienes hijos pequeños.
El ritmo es tan rápido, tanto a nivel social como a nivel personal, que a veces no tenemos ni tiempo de darnos cuenta de en qué punto estamos. Casi no tenemos ni tiempo para una misma y tanta entrega a veces nos colapsa.
Pero aún así, o quizás mejor dicho: sobretodo si las cosas son así, es necesario parar y darnos cuenta del camino recorrido, de lo que tenemos, del paso del tiempo en los hijos y en nosotros… parar, tomar consciencia y agradecer.
Y como a mi poner las cosas negro sobre blanco me ayuda a respirar, tomar distancia y casi a todo, ahí va:
Agradezco a la vida que me haya permitido ser madre. Es un regalo que recibí con los brazos abiertos y con el compromiso de intentar siempre aprender al máximo para estar a la altura de lo que merecen mis hijas (o almenos, intentarlo).
Les doy las gracias a ellas: por escogerme y por brindarme la oportunidad de lidiar y superar mi pasado para vivir libre, centrada en el presente.
Gracias a vosotras he descubierto que soy fuerte, mucho más de lo que nunca hubiera pensado. Gracias a vosotras he aprendido a amarme de verdad, en la forma y en el fondo, aceptando cada rincón de mi ser y mi cuerpo. Ha sido gracias a vosotras que he valorado y agradecido a la vida que me hiciera en su día mujer: me he reconciliado con mi menstruación, con mis pechos, con mi todo. Porque un día me di cuenta que no quería que mis hijas tuvieran a una madre que no se amaba de verdad, porque me gustaría… deseo, que os améis de verdad desde el primer día.
Gracias a vosotras he entendido tantas cosas y a tantas personas que sólo puedo sentir agradecimiento profundo. El teneros, el ser madre, me conecta a todas las madres y padres del mundo en ese sentir tan hondo, en ese amor que no entiende de países, ni colores, ni religiones…
Porque si algo me habéis mostrado es que soy capaz de amar mucho más de lo que nunca hubiera imaginado, y estar en contacto con este tipo de amor, tan incondicional y profundo, me ensancha el corazón y el alma y a ratos me hace volar.
Gracias a vosotras decidí luchar por lo que quería y dejar de trabajar en algo que no me llenaba del todo. Me disteis la fuerza para convertir mi pasión en mi profesión y desde ese día ya no me dan miedo ni pereza los domingos por la tarde, ni los lunes, ni los miércoles. Soy feliz de haber dado el paso y es gracias a vosotras dos que me disteis el empujón que necesitaba.
Gracias a vosotras he aprendido que me queda un montón por aprender, que a días pierdo la paciencia y tengo que respirar para volverla a recuperar, que criar los hijos no es fácil, que es cansado, que a veces nos ponemos en situaciones que no me gusta vivir… pero aún así, me habéis enseñado que TODO vale la pena.
Gracias a vosotras he tenido un espejo diario a todas horas que me devolvía la imagen de lo que yo hacía como madre y eso me ha obligado a ponerme las pilas y a aprender como iba esto tan complicado y a ratos facilísimo que es ser madre.
Por eso os agradezco todo: las risas, el amor, las rabietas, los enfados, los morros, los mimos, los llantos, el desorden, los juegos, las cosquillas, los resfriados, la fiebre, las canciones y los bailes cogidas de la mano.
Paro un momento, me doy cuenta de todo y lo único que siento es un profundo GRACIAS en mi interior.
Y tú, ¿qué agradeces?
4 respuestas
Unas palabras preciosas, es maravilloso poder agradecer así.
Gracias Isabel! 🙂
GRACIAS…..a la vida que me ha dado tanto….como decía la canción…
Gracia a Martín, mi hijo, hoy y todos los días…
Gracias Miriam…te encontré en «vínculos» cuando estaba embarazada…. Y te he reencontrado hace poco en tus vídeos. Geniales!!
Me encanta tu humor, humanidad y sabiduría…
Te sigo.
Un abrazo
Ostres, Míriam, preciós!! Gràcies per les teves paraules i per compartir-les!!!