Puertas abiertas

Las palabras «puntos», «zonas», «preinscripción» han entrado a formar parte de nuestra vida como padres noveles que somos de una niña que pronto cumplirá tres años.

El otro día fuimos a ver la escuela donde nos gustaría que fuera nuestra hija el año que viene.

Ya sabíamos que nos gustaría y no decepcionó nuestras expectativas. Hasta aquí todo bien; encuentras la escuela que quieres, la ves y te gusta. Fantástico.

Pero no, no todo es tan fácil, porque entonces aparece alguien que te dice que este año habrá menos plazas que los otros porque entran muchos hermanos, o que tu calle quizás no toca por zona. Te entra la histeria.

Corres a ver el famoso mapa en donde no encuentras ningún tipo de lógica y respiras aligerada cuando ves que sí, que tu calle entra en la zona de la escuela que te gusta.

La jornada de puertas abiertas avanza y cada vez hay más padres y madres que vienen a verla. Empiezas a preguntarte si son o no del barrio, si les toca o no esta zona para saber si tus posibilidades aumentan o no…

Te sientes como una espía comentando con los que conoces «cuánta gente, ¿no? Qué pasa, ¿que todo el mundo quiere esta? ¿Pero ellos no viven en la otra punta de la ciudad?» Y todo el mundo haciendo sus cábalas. Hay alguien que, viéndolo muy negro, o porque es pesimista por naturaleza, ya ha tirado la toalla y pide si alguien sabe de alguna otra escuela que tenga buena «fama».

En uno de los pasillos se amontonan padres y madres callados que escuchan a alguien que habla. «¿Quién es?», pregunto «La directora» me dicen. Y callamos de golpe, para intentar saber si dice algo que nos anime y que nos pueda ser más útil que la sesión inútil de espía aficionado que acabamos de tener.

«Los de zona en principio no tienen que preocuparse, ahora bien, nunca sabemos cuánta gente habrá elegido esta escuela… cada año es una incógnita». «Mierda», piensas… porque ves que nadie te dará garantías de nada, y que puede pasar de todo… Mientras miras a tu hija y está encantada, absolutamente convencida de que será esta su escuela y piensas «Ojalá no le tenga que decir que finalmente, no podrá ser…»

Te encuentras con otras madres y padres y comienzan a hacer suposiciones; si es mejor poner sólo una opción o cuatro en la hoja de preinscripción, si es posible que te envíen a una escuela que no quieres ni en pintura,…

Y mientras la angustia más inconsciente se va apoderando de cada uno de los presentes, te das cuenta que todos hablamos como si fuéramos nosotros los que nos tuviéramos que escolarizar en septiembre.

Como si aquellas fueran nuestras clases, como si tuviéramos que pasar algún examen… Y de repente te vienen un montón de recuerdos de cuando escribiste en un papel las universidades que querías, la carrera que querías estudiar deseando que no te dijeran «NO admitida» porque querías hacer periodismo, periodismo y nada más. Y allí y no en otra universidad.

Y es entonces cuando me pregunto si con todo esto de la preinscripción, los puntos, las zonas, la angustia y la preocupación, no se nos estará removiendo algo; de cuando empezamos la escuela, los exámenes que tuvimos que pasar, de los compañeros que tuvimos, de los buenos y malos momentos que vivimos allí…

Y como la respuesta que me viene es que SÍ, entonces intento distanciarme un poco. Distanciarme y pensar que es su escuela, no la mía, que le tocará vivir lo que le toque vivir, no lo que viví yo, y que entrar o no en la escuela deseada no hará que sea más o menos buena estudiante, más o menos feliz…

Porque al final, es un cúmulo de circunstancias las que determinan el futuro de cada uno de nosotros. La escuela es importante, muy importante, sin duda… pero tampoco perdamos el mundo de vista… Piano piano, que dicen.

¡Que haya suerte!


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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

17 comentarios

  1. Uff Miriam, dissabte vaig tenir la mateixa sensació. Per un moment em vaig veure omplint la preinscripció igual que la tria de les meves segones pràctiques universitàries. «Vull aquesta opció,només aquesta,i cap altre més» però en aquests cas no puc dir sinó no El portare, doncs no em veig fent escolarització a casa….
    És difícil, quan tens molt clar El que vols i no hi ha molts llocs on trobar -ho… de totes formes quan prens distància, o quan en vaig poder prendre l ‘endemà, veus q cal confiar més en la vida, i que les coses surten per on toca…. tot i que potser no és El que havies imaginat d inici.
    De totes formes, jo a part d’ aquesta confiança,tinc l’ esperança q la sort m’ acompanyi El dia del sorteig:-) (a mi per 50m no em toca per zona)

    1. Hola, guapa.
      Doncs potser és el millor que podem fer, no? Quan les coses simplement ja no depenen de nosaltres, confiar, estar tranquil·les, amb certa distància, i acceptar el que vingui… No és fàcil a vegades, sobretot quan tens tan clar el que vols, però… és que em sembla que no s’hi pot fer gran cosa més. I preocupar-se de coses que no depenen de nosaltres és inútil.
      Tan de bo tinguem sort… L’any que ve ens ho passaríem la mar de bé, oi? 😉
      Petons

  2. Oh! quina il.lusió Miriam que hagis escrit sobre el tema, jiji. Jo estic igual. Porto gairebé dos mesos fent rutes per Barcelona veient escoles i donant-li voltes al tema, pq jo no tenia clar el que volia. PEr fi ara vaig acceptant que hauré de fer el que dieu, i el que em diu el meu marit, i moltes mares del meu voltant, de no preocupar-me més per algo que no depèn de mi. Toca tenir paciència, creuar els dits, i confiar en la sort… (amb una mica de «por» al cos per si la sort no ens acompanya)…

    1. T’entenc perfectament. Pensar que no anirà a l’escola que ens agrada fot molt, oi? Però… «que no cunda el pánico», que diuen, eh! És que tampoc depèn de nosaltres, o sigui que molta calma i a creuar els dits. I si aquest any no entren on volem, doncs ja ho intentarem el que ve… no?
      T’asseguro que abans d’entrar en aquest món no sabia que era tan complicat 😉
      Petons i sort!

  3. ¡Ay madre, si es que es una angustia!
    Nosotros estamos igual, aunque la verdad es que al vivir en un pueblito, la cosa es más fácil. El cole del pueblo es muy bueno, y nos toca por vivir ahí, así que hay menos dolores de cabeza.
    Pero incluso así los hay, de si de repente no habrá plaza, y nos mandarán al del pueblo de al lado, o…

  4. aisssssss! cómo te entiendo,con la mayor fue una pesadilla! finalmente me dieron plaza en el único cole de la zona que no había solicitado!!! 5 años me ha costado sacarla y conseguir plaza en el cole que queríamos!

    ánimos y suerte a partes iguales! mua!

  5. Uff, cada cop q alguna amiga mexplica el calvari de ladjudicacio descola penso en la sort k tinc, al poble nomes nhi ha una i en general combrego amb les seves directrius, es una sort pq tambe podria haver sigut q la unica opcio disponible no magrades gens i no hi pogues fer res.
    Molta sort!!!!

    1. Gràcies guapa.
      I sí que tens sort perquè mira, no t’has de trencar el cervell i a sobre, l’escola t’agrada… bingo! Sinó, hauries hagut de canviar de poble i hauria estat molt més complicat.
      Una abraçada.

  6. Bufffff es molt complicat el tema, i a mes quan vas al parque es el tema del moment. Jo sóc positiva i espero que em toqui la que vui, total no hi podem fer res. El que mes em tranquilitza es que segon anirà rera el seu germà i quan toqui escollir tindrà la plaça assegurada . Anims i que tinguem sort!!!!
    Petons!!!

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