Sí que pasa
Nunca he tenido un aborto. Mucho antes de quedar embarazada ya pensaba mi hija, y de alguna manera, la sentía. La imaginaba, la deseaba. Tras el positivo, su presencia todo lo abarcaba. Yo era casi más ella que yo. Fusión absoluta. Ilusión máxima. «Las primeras semanas de embarazo son las que pueden ser más peligrosas», decían. Yo me tocaba la barriga y le decía «no te vayas, por favor, no te vayas», y cerraba los ojos como quien no se quiere ni imaginar que esto pueda pasar, tener el útero vacío.