Sí que pasa

Nunca he tenido un aborto. Mucho antes de quedar embarazada ya pensaba mi hija, y de alguna manera, la sentía. La imaginaba, la deseaba. Tras el positivo, su presencia todo lo abarcaba.

Yo era casi más ella que yo. Fusión absoluta. Ilusión máxima. «Las primeras semanas de embarazo son las que pueden ser más peligrosas», decían. Yo me tocaba la barriga y le decía «no te vayas, por favor, no te vayas», y cerraba los ojos como quien no se quiere ni imaginar que esto pueda pasar, tener el útero vacío.

Aquellas semanas las recuerdo con una felicidad máxima, desmesurada y al mismo tiempo, con ese gusanillo que te dice «alerta». A ratos notaba que bajaba algo por la vagina dejando las braguitas un poco mojadas y venía el miedo. A veces estaba haciendo antena en la radio y no podía dejar el estudio hasta después de 50 minutos y eran 50 minutos larguísimos deseando que lo que yo notaba no fuera sangre. Luego, ir al baño, bajarme los pantalones y comprobar si había color rojo. El corazón desbocado. Ver que no, que sólo era flujo vaginal, respirar hondo y dar las gracias.

Laia se quedó.

Llegó Lua y pensaba que el ser ya madre quizá haría que las primeras semanas de embarazo fueran distintas. Y no. No en este aspecto. La pensé también mucho antes de gestarla, la sentí, deseé e imaginé. Cuando ya la supe en mí, cuando habitó en mí, ilusión, felicidad máxima y un deseo: «no te vayas, por favor, no te vayas». A ratos, seguridad de que todo iría bien, a ratos la desazón de «… y si», y respirar hondo aliviada cada vez que iba al baño y no veía ninguna gota de sangre.

Lua se quedó.

Pero hay muchos que se van, más de lo que pensamos, de los que quisiéramos, de los que se cuentan, y me duele cuando algunas madres me explican el dolor que han sentido cuando alguien, con ánimo de ayudar, les dice cosas del estilo de «ah, si no iba bien, mejor que el embarazo no haya salido adelante» o «estabas de muy poco, todavía no era ni un bebé», o «ya tendrás otro hijo, no pasa nada «, o «bueno, como que ya tienes un hijo, no pasa nada», «le pasa a mucha gente, tranquila no pasa nada, ya te volverás a quedar embarazada … «.

Sí que pasa. Pasa mucho. Sí que duele. Duele mucho. Era su hijo y ni tú ni yo sabemos cuánto tiempo hacía que lo imaginaba, que lo sentía, que tenía nombre,…

Era su hijo y qué sabemos nosotros del nivel de fusión que ya sentía la madre. ¿Qué sabemos de su ilusión, de sus ganas. ¿Qué sabemos del tiempo que ha estado esperando quedarse embarazada? ¿Qué sabemos del tiempo que hace que lo buscaban? ¿Qué sabemos de los planes, de las expectativas, de los deseos de cada madre que tiene un aborto espontáneo, de cada pareja que pierde un hijo?

Quizás volverá a ser madre, pero no del mismo. Quizás no. Y hay una pérdida que es mucho más que física; hay una pérdida de algo mucho más profundo, porque cuando se es uno con alguien, aunque sea un embrión, lo que se pierde es mucho. De ahí tanto dolor: porque se rompen los planes, las ilusiones, los nombres, las expectativas, la esperanza, los días de excursión en familia, las cosquillas por la mañana, los cuentos antes de ir a la cama,… y tantas cosas más, que todas las frases supuestamente de ánimo que podemos dar a alguien que ha sufrido un aborto quedan tan a años luz de abarcar tanta pérdida, que a veces lo único que podemos hacer es callar.

Callar. Escuchar. Abrazar. Entender. Dar importancia. Permitir el llanto, el luto, la tristeza, el dolor físico y emocional indescriptible. Acompañar. Y volver a callar.

A veces el silencio y la escucha activa son los únicos que valen cuando lo que se acaba de perder es mucho más de lo que nunca nos podremos imaginar.

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

15 comentarios

  1. Gracias. Gracias por incluir la maternidad invisible en la maternidad «normal».
    Somos muchas, muchísimas las que nos quedamos con los brazos vacíos y el corazón roto.
    Trabajo día a día por dar visibilidad a este duelo tan tabú y me siento muy feliz cuando veo que, personas que no lo han vivido en primera persona, son capaces de empatizar y respetar la corta vida de los bebés que se nos fueron, como lo has hecho tú…
    Así que gracias infinitas.
    Un fuerte abrazo.

    1. Para mi es un placer visibilizar lo que todavía es tan invisible. De alguna forma, cuando somos madres, creo que nos duelen todos los niños que no están, aunque no sean hijos nuestros. La maternidad nos conecta a todas y no podemos ser indiferentes a tanto dolor.
      Un abrazo

  2. Gràcies Míriam, com sempre!
    En el meu cas em vaig quedar embarassada d’un tercer sense voler. I ho vaig saber quan l’estava perdent. Era un fill no desitjat, no volgut, i quan vaig saber que l’estava perdent la tristesa va ser molt intensa, el dolor físic i emocional van ser molt més grans del que mai no hagués pogut imaginar. Fa mal, i això que no el volia, ja no el pensava, ja no en volia més. No em puc imaginar el dolor si, a més, el fill és desitjat. Ara el penso molt, i em sembla que em falta.

    1. Hola Mariona,
      En primer lloc, gràcies per compartir públicament la teva experiència. T’entenc. No ho he viscut, però si em passés, crec que em doldria i m’entristiria també infinit. Com n’és de fort el vincle amb els fills, mare meva, hi siguin o no hi siguin…!
      Una abraçada

  3. Gràcies per les teves paraules. Acabo de passar per una perdua i justament aixo és el que diu tothom,que no venía be i blabla. I segur que és aixi,pero el meu dol està,perqué ja l’havia imaginat,ja li deia va vinga,aguanta…..pero no ha pogut ser. Gracies per les teves sempre amables i comprensibles paraules.

  4. Me sumo al agradecimiento de todas por hacernos visibles. En mi caso quedé embarazada «»accidentalmente»»pero como queríamos hijos seguimos adelante. A las 9 semanas me dijeron en una revisión que no tenia latido. Ahora tengo una segunda hija, preciosa y sana pero aun recuerdo como le pedia durante el embarazo que fuese fuerte y aguantase y por supuesto, aun se me empañan los ojos al pensar en mi primer embarazo. En mi caso añadiria otra frase: eres muy joven, podrás tener más hijos.

    Gracias de nuevo por entender este dolor

    1. Judith,
      lo siento mucho. Sí, lo de la edad también es recurrente, como si el ser joven hiciera que un hijo que no has podido tener en brazos doliera menos…
      Enhorabuena por esta niña que os acompaña. Un abrazo fuerte.

  5. Moltes gràcies per posar-hi paraules… la gent et diu això de: «sort que no estaves de més, que aleshores és pitjor!» I fa molta ràbia perquè treuen importància al que estàs passant, com si no en tinguessis dret. En fi, com sempre, ets genial! 🙂

    1. Mireia,
      és cert. Jo crec que és diferent; en cada etapa de la gestació i en cada dona. Res és comparable, cada experiència és única i per això és tan pretensiós creure (quan diem aquestes frases) que sabem el que està vivint cada dona. Més humilitat, més callar i més acompanyar a qui pateix. Res més. Acceptar que no sabem el que està sentint. Acceptar que està molt desfeta. Acceptar que aquell bebè no nascut per ella era el més important. I callar de nou. El silenci a vegades permite que el que és invisible als ulls, sigui.
      Una abraçada

  6. Gracias por expresar lo que sentimos y no podemos decir con palabras. Aborto a las 16 semanas por graves malformaciones….. Tengo una maravilla de niño de 2 años y medio y embarazada de nuevo de 10 semanas. Muerta de miedo creo que es la expresión que mejor representa mi estado….

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