Hoy os voy a hablar sobre algo que creo que es importante y que a veces pasamos por alto: la forma en que hablamos a los hijos y especialmente el tono de voz que utilizamos.
El otro día hice algo tan cotidiano como ir a comprar garbanzos cocidos. Nunca pensé que aquello me inspiraría un post 🙂
Durante todo el rato que la señora de la tienda me estuvo despachando usó un tono muy desagradable. Yo no le había hecho nada, evidentemente, sólo quería garbanzos, pero ella debía de estar agobiada, enfadada con su jefe, o preocupada por algo personal, no lo sé. El caso es que su tono al hablarme me incomodó.
Al día siguiente, con mi hija mayor tuvimos un día complicado como expliqué en «SE ME ESCAPA» y en alguna ocasión ella usó también un tono desagradable.
Mostraba su descontento no insultando, ni pegando, ni nada de todo esto, pero en su tono de voz había mucha rabia. Todo ello me hizo tomar conciencia, no de su tono sino de el mío.
Porque confieso aquí que muchas veces he utilizado un tono no adecuado para dirigirme a la gente de más confianza, porque no me encontraba bien, o porque estaba agobiada, o porque había dormido poco… Y no tenía ningún derecho a hacerlo.
Lo que decimos no es importante sólo por las palabras que utilizamos sino por el tono de voz con que las decimos.
A veces es más desagradable el tono que lo que se dice en realidad. Dependiendo del tono podemos parecer altivos, despectivos, desinteresados, enfadados o indignados… y eso, los niños, lo notan.
No esperemos a que tengan cuatro, cinco, diez años para darnos cuenta del tono que utilizan. Porque muchas veces, si lo utilizan, es porque lo han oído.
He decidido estar muy atenta al tono que uso para dirigirme a los míos y no hacerles pagar mis agobios de algún día con un tono que no viene a cuento… Por ellos, por mí, pero también por ella… porque no quiero que lo haga y… ya que no podré evitar que vea como la mujer de los garbanzos me trata mal con su tono de voz, como mínimo que en casa no vea que hacemos lo mismo.
Porque si algo he detectado últimamente es que hay un aumento de «mal tono» en el plano social. Vamos, que cada día veo más gente que habla mal, con desgana, o que no saluda, o que no dice por favor, o que te habla con un cierto desprecio en cualquier establecimiento o lugar de atención al público…
Y sí es cierto que la «cosa» no se está poniendo nada bien, y entiendo que seguramente muchísimas personas tienen problemas infinitos, pero nada les da el derecho de hablar mal a los demás.
Porque sino, llegará un día que alzaremos el grito al cielo y diremos aquello de que los niños de hoy en día no tienen respeto por nada, hablan mal a todo el mundo, no ceden el paso, no dicen por favor y quién sabe cuántas cosas… sin darnos cuenta de que mucho antes que ellos, lo hicimos nosotros.
Porque posiblemente lo más difícil es eso: darnos cuenta que lo mismo que hizo la señora de los garbanzos lo hacemos nosotros, en casa.
Con nuestra pareja o incluso, alguna vez (seguramente) con nuestros hijos. Porque han roto lo que sea, porque no han ido a dormir temprano, porque no se acaban lo que tienen en el plato, porque nos han hecho enfadar…. lo que sea.
Y lo entiendo: cuesta pensar antes de hablar y encontrar el tono adecuado cuando nos sacan de quicio… pero si no queremos que después ellos nos hablen de la misma manera, intentemos ser un buen ejemplo.
Y no importa si nos damos cuenta a los 2 años, 6 o 10 de la criatura… Lo importante es darnos cuenta de ello y cambiar.
Gracias, vendedora de garbanzos cocidos, por hacerme tomar conciencia.
8 respuestas
Ostres, jo sempre em queixo del to que fa servir la gent però no m’he parat mai a observar el que jo faig servir davant o inclus amb la Ivet i l’Adrià.
Així d’entrada, ja recordo diversos moments en què no he fet servir el to adequat amb ells, aishhhh.
Gràcies per fer-m’hi pensar.
Hola, guapa.
Celebro que t’hagi servit. Una abraçada.
Jo tambe reconeixo que sobretot amb la meva parella o la meva mare utilitzo, quan sobretot he dormit malament, un to no correcte i els fereixo no pel que dic sino per com ho dic. Se que aquest es EL meu defecte i intento posar-hi remei pero em costa molt. A veure si a partir d’avui puc concienciar-me una miqueta mes.
Gracies, Miriam
Hola, Raquel.
T’entenc perfectament. És el mateix que em passa a mi a vegades i que he decidit que ja no vull que em passi més! Espero aconseguir-ho 😉
Gràcies a tu per ser-hi.
Petons.
Ostres Miriam, has parlat del meu punt feble i major defecte, no saber controlar el to en determinades ocasions, sobretot amb la meva parella quan estic nerviosa, em treu de polleguera, etc. El pitjor és que no em puc contenir i em surt fins i tot davant dels nens i això és TERRIBLE perquè ells són esponges i aprenen amb l’exemple. És un punt amb el que estic treballant molt seriosament, em costa, però ho faré pels nens, per la meva parella, per mi mateixa. Gràcies altre cop per fer-me prendre consciència, per recordar-me d’intentar ser millor persona, perquè només així criarem i educarem els nostres fills de la millor manera possible.
Una abraçada,
Irene
Pues tiene razón, muchas veces me veo a mí misma exasperada, cansada, crispada… Muchísimas más de las que quisiera.
Los días no suelen ser fáciles, pues mi hijo de 5 años ahora a todo nos desafía y nos grita que no, da igual lo que sea. Y por las mañanas empiezo muy fresca, al medio día bueno, pero por la tarde… Son batallas campales!!
Quiero hacerlo bien, pero noto que la paciencia se me agotó hace mucho tiempo. Cada noche pie O en ello, en qué estoy haciendo mal, en qué puedo mejorar. Pero luego cada día es una copia del otro, pues como digo, está en plan «tirano». Y todo tiene que ser así, y todo soy yo, y yo soy el primero, y yo solo quiero ver clan, y sino grito que no con todas mis fuerzas. Y por supuesto que no le dejamos hacer todo! Pero es agotador estar en una negociación constante, y al final, pierdo las formas…
Hola Alicia, bueno lo más importante es que te das cuenta de ello y que no quieres seguir así. Lo segundo es buscar las fuerzas y cuidarte un poco. Si estás agotada y sobrepasada, es difícil situarte en un lugar más paciente y empático. Tu hijo está muy enfadado y lo demuestra, y deberías buscar el por qué. Qué hay que haya hecho que se comporte así. Investiga. Y ponle mucha consciencia… Si le hablas mal, lo que va a imitar va a ser lo mismo. Un abrazo.
Hola Miriam, te leo y me veo en tus palabras. Soy consciente cuando lo hago e intento frenarlo, pero ya está hecho…y vuelvo a repetir, espero que cada vez a menos.
Mi hijo últimamente ante cualquier proposición que no le guste, sobre la marcha nos grita con rabia, enfado y nos pega. No nos da tiempo a explicar, intentamos conversar y normalmente, somos flexibles y si habíamos dicho tienda y luego parque, pues lo cambiamos. Pero no se muchas veces cuando me grita a pulmón ( que no me digas nadaaaa!!) ( que nooooooooo) yo me suelo agachar y le oído por favor que no me grite, que no me gusta que me trate mal, y que no me pegue. Pero no se si lo hago bien….( tiene 2 años y 9 meses ) pero actúa, razona y habla como si tuviese 4. Creo que a veces, se nos olvida, es muy pequeño… ¿Como actuar en esas situaciones? Porque el igual a los 2 minutos de gritarme, o pegarme…viene como si nada ( mami me coged?! Jugamos?!) y no se si debo hacer como si nada. …