El estres por las mañanas

El estrés por las mañanas: 15 consejos para gestionarlo

En las últimas charlas que he dado algunas madres y padres aseguran que el peor momento del día, más que el momento de acostarles, es por la mañana y por culpa del estrés.

Ahora te voy a contar, en mi opinión, qué pasa, por qué, y cómo gestionarlo.


Nos levantamos con sueño. Sí, por mucho que nos acostemos un poco más temprano, tener hijos pequeños implica, muy a menudo, tener un sueño que parece que nunca se acaba y sí, nos levantamos cansados.

Esto no ayuda, obviamente, a que el día empiece con el buen humor del que debería empaparse…

Intentamos avanzar tareas pero el reloj se nos tira encima. El maldito reloj. Sí, ese del que casi nos hemos vuelto esclavos y tenemos que ir mirando constantemente no vaya a ser que lleguemos tarde al cole y al trabajo.

Y les despertamos pero ya con esa losa del reloj encima. Si nosotros teníamos sueño, ellos más. Sí, la gran mayoría dormirían más. O se despertarían con más remoloneo, con tiempo para jugar en la cama y en pijama, con tiempo para besos, abrazos, y cosquillas de media hora.

Digamos que van al ralentí. Y nosotros volvemos a mirar el reloj. Llega el primer “date prisa”.

Aquí empieza una disputa más que típica en muchas casas: la hora de vestirse. Hay otras casas que la disputa es porque decimos al niño que haga un pipí y nos dice que no. Nos invade el miedo “¿Y si se mea?”.

“Date prisa. Vístete… que tardas horrores en ponerte el pantalón”. Algunos responden “Vísteme tú” y viene otra vez el miedo “¿Cedo?” (pero esto lo trataré en otro post).

Nos vamos acelerando, estresando… Llevamos menos de un cuarto de hora juntos y despiertos y ya estamos estresados por un tema u otro. Bueno no, por el maldito reloj.

Algunos se visten y otros pasan y van directos a desayunar. Pero con la calma. Es brutal la lentitud con que algunos niños pueden moverse por las mañanas… He visto niños tardar media hora en quitarse el pantalón del pijama. O más.

“Date prisa, come”.

Menudo agobio. No se puede comer cuando te dicen que comas (esto en otro post, lo prometo), pero imaginemos que nos estamos despertando, todavía no sabemos ni si tenemos hambre o no, y un gigante nos dice a modo de orden “Date prisa, come”. Pues como que no me apetece hacerlo así, la verdad.

Y el reloj, que nos va apretando y mientras, recogemos, nos arreglamos, ponemos una lavadora, pasamos la escoba, miramos el mail y contestamos un mensaje en whatsup. Todo a toda leche, sin parar. Porque sabemos que necesitamos respirar parar hacer todo eso que sino, parecería que ni respirar no hacemos por falta de tiempo…!

Y a estas alturas, cuando falta un cuarto de hora para salir de casa ya hemos dicho como unos 75 “date prisa”, hemos dado 67 órdenes, hemos hablado en mal tono unas 5 veces más y ellos han reaccionado, obviamente. Ignorándonos, enfadándose o enganchándose como lapas a las piernas de mamá, que parece que está histérica. Y sí.

Salir de casa así es agotador y triste. Despedirnos con prisas y medio enfadados, también. No tener tiempo para comunicarnos ni mirarnos casi a los ojos, también.

No empatizar con su realidad y su mundo, más. Sentirnos agobiadas porque no encontramos otra forma, es desesperante. Porque luego, cuando les acabamos de dejar en el cole después de una mega rabieta en el coche y habiendo perdido los papeles totalmente aparece, implacable, la CULPA.

Porque sabemos que no eso lo que necesitan y tampoco lo que necesitamos nosotros. Porque sabemos que no es así, como debería ser. Pero no sabemos como deshacernos del reloj, cómo hacerlo de otra forma, con otras sinergias… Y nos repetimos que mañana por la mañana vamos a gestionarlo mejor.

Quizás sí. Pero al día siguiente volvemos otra vez a la carga con el “date prisa” y nuestro estrés metido en el culo. Y vuelta a empezar. Un agobio que nos hace sentir malas madres/malos padres, que les hace sentir malos hijos y que no nos conviene a ningún miembro de la familia.

Vale. Esto es lo que pasa MUY a menudo en muchas casas.

POR QUÉ

Porque muchas veces no nos damos cuenta del mogollón de necesidades básicas de nuestros hijos pequeños que se nos pasan por alto. Porque vamos a full y sin tiempo de nada, casi ni de pensar.

Porque vamos estresados, a un ritmo nada recomendable. Porque con prisas, no podemos darles el tiempo y la calma que necesitan en un momento en el que saben que dentro de poco se van a tener que separar de nosotros y muchos, no quieren.

Porque no nos damos cuenta de que la necesidad de ir a este ritmo es nuestra (por el trabajo, por tantas cosas…) pero que no es la suya. No, muchos no irían al cole. Muchos no se vestirían y se pasarían la mañana en pijama. Muchos jugarían 1h antes de desayunar.

No nos damos cuenta que les hacemos ir a un ritmo que no es el suyo porque lo necesitamos nosotros, y que además de hacerles correr y no permitirles ni el tiempo para saber si tienen hambre o no, por ejemplo, no empatizamos con ellos. Y nos enfadamos. Y les reñimos.

No sólo no me entienden sino que además, se enfadan y me riñen.

Nos han vendido una vida lejos de lo esencial, como si el tiempo, la calma y la escucha no fueran necesarios, y lo son mucho más que muchas otras cosas que nos parecen a veces imprescindibles.

Sí, a veces no podemos cambiar la vida que tenemos. ¿O sí? Bueno, supongamos que no, que es imposible, que no podemos cambiar nada de nada. Vale, tendrán que hacer lo que les toca y nosotros lo que nos toca. C’est la vie. Pero… ¿Y si lo hacemos desde el respeto y la empatía? ¿Y si lo hacemos sin enfados, órdenes cada 3 segundos o miedos?

15 CONSEJOS PARA GESTIONAR EL ESTRÉS DE LAS MAÑANAS

El estrés es malo. En Marruecos cuando estuve de viaje escuchaba cada dos por tres que decían “Prisa mata, amigo”. Y sí, la prisa mata. Despacio, quizás, pero mata. Porque te mata en vida, porque no te deja vivir el presente, ni saborear el momento… Vamos a por las herramientas que os propongo: 

1. Tomar conciencia

Lo primero es darme cuenta de mi nivel de estrés. Si yo me estreso, estreso a todo el mundo y esto es malo para todos. ¿No habéis estado algún día en un restaurante donde os ha atendido un camarero estresado y casi que acababas comiendo con estrés y más rápido de lo que hubieras querido? Pues eso. El estrés se contagia. Si nosotros vamos estresados, nuestros hijos se estresaran y un niño estresado está a un plis de estallar en rabieta, engancharse y decirnos que no quiere ir al cole porque se asusta y quiere estar sólo con nosotros, etc.

Si voy demasiado estresada, toca tomar cartas en el asunto. Darme respiros, tomarme tiempo para mi, llenar mi mochila afectiva con cosas que me llenen para no estallar a la mínima de cambio. Pedir ayuda.

2. Anticipación

La anticipación es clave: cuanto más cosas tengas preparadas del día antes, mejor. Ropa, desayunos, lo que sea. Cuanto menos tengas que hacer por la mañana, más caso les podrás dedicar, más atención y mirada, que es lo que necesitan.

3. A momentos excepcionales, soluciones excepcionales

Si está en etapa: “NO QUIERO VESTIRME”… proponerle que escoja su ropa. Que se vista en el comedor, o donde prefiera… Si ni así y la hora de vestirle por las mañanas es una auténtica pesadilla… porque tiene mucho sueño… solución excepcional:

Lo acostamos con una ropa cómoda que a la mañana siguiente pueda ser la que use durante el día. ¿Raro? Sí, lo es, seguramente. Pero… ¿Queremos pelearnos cada mañana? Le ponemos antes de ir a la cama unas mallitas y un jersey limpios y a la mañana siguiente así tal cual al cole. Porque por la noche quizás está más receptivo a cambiarse de ropa pero por la mañana no, porque tiene frío, sueño, o se ha levantado de mal humor.

¿Y luego tendrá que ser así siempre? NOOOO. Por supuesto que no. No estará toda la vida sin querer vestirse, te lo aseguro. Siempre creemos que lo que hacen hoy, si lo permitimos, van a hacerlo TODA la vida.

4. Jugar

Jugar es una herramienta ESENCIAL con los niños pequeños. Jugar mientras se visten, jugar mientras desayunamos, jugar, jugar y jugar. Porque es su mundo, y tenemos que ir a su mundo para poder entenderlos y comunicarnos mejor.

Desde el juego y la magia veréis que aquello que parecía imposible, se vuelve posible. Tenemos que hablarles en su lenguaje, y su lenguaje es el juego. Pero para jugar no podemos estar ni estresados, ni enfadados, ni con el cohete en el culo.

5. Respirar

Levántate 5 minutos antes. 5. Sólo 5. No me digas que no puedes porque 5 minutos son posibles. Lo sé, cuesta un horror cuando tienes sueño o tus hijos te han despertado mil veces por la noche.

Créeme, lo he vivido y lo vivo muchas noches. Sé que es difícil. Pero pruébalo. Adelanta el despertador 5 minutos.

Te levantas y después de eso indispensable, siéntate en un lugar donde estés a gusto, pon tu espalda recta y respira. Sí. Sólo eso. Respira. Cierra los ojos y siente como entra el aire por la nariz y cómo sale por tu boca.

Haciendo esto que quizás parecerá tan simple pero que no lo es, nos centramos, y desde el centro es mucho más fácil relacionarnos con nuestros hijos. No te lo creas, simplemente, pruébalo… verás qué diferencia.

6. Sé amable con ellos y contigo

No les machaques ni te machaques.

7. Prioriza

Es necesario hacer todo lo que haces por la mañana cuando estás con tus hijos? Quizás algo puede esperar y así ganas unos minutos para estar con un poquito más de calma con ellos… Valora, prioriza, escoge.

8. Cantad

Cantar ayuda mucho en momentos en que hay que hacer cosas… cuando cantamos estamos contentos y eso se contagia. Procura que las mañanas se empapen de alegría, de amabilidad, de sensibilidad, de sonrisa. Y cantar ayuda a todo eso.

9. «Date prisa»

Cuenta cuántos “date prisa” dices en una mañana… puede que alucines. Contarlos ayuda a tomar conciencia de cuánto estrés y agobio transmitimos a veces.

10. Levantaos más temprano

Esto sólo se puede hacer si nos acostamos más temprano también. Pero si nuestros hijos necesitan más tiempo por la mañana, procuremos dárselo, y a veces sólo es posible levantándonos más temprano todos.

11. Háblales desde el corazón y desde su altura

Explícales lo que pasa “siento que tengamos que ir con prisas por la mañana, sé que no te gusta y a mi tampoco. Tengo que ir a trabajar y tu al cole y no podemos llegar tarde…” y buscad soluciones juntos (depende de la edad que tenga) “Qué podríamos hacer todos para que las mañanas sean más tranquilas y divertidas, se te ocurre algo? Yo he pensado que…”

12. Mira el mundo a través de sus ojos

Entiende que para los niños pequeños, vestirse no es indispensable (podrían ir en pijama), que salir a la hora no es importante (viven en el presente y todavía no son esclavos del reloj (por suerte), que desayunan por el hambre que tienen, no pensando en si luego van a tardar 3 horas en poder volver a comer… Ponte en su lugar y te será más fácil entenderle y acompañarle. Si no lo haces te enfadarás porque es luego cuando pensamos que nos toma el pelo, que lo hace por fastidiar, y nos ponemos nerviosos…

13. Podría no estar

Sí, sé que no gusta pensar en estas cosas pero ayudan a vivir el momento de otra forma. Si imaginamos que tenerles es un privilegio, que podrían estar muy enfermos o que podrían no estar, saborearemos mucho más cada segundo con ellos.

Vive cada mañana como si fuera la última. Seguro que no lo será, pero… ¿y si lo fuera? Qué rabia nos daría que hubiese sido con prisas, estrés y enfados. Por eso… vive cada instante como si tuviera que ser el último. Ese instante es único y no volverá. No lo desperdiciemos.

14. Tú conoces a tu hijo

Quizás las herramientas que te propongo crees que no le funcionarán o no os funcionarán. Cada niño es un mundo y cada familia también. Quizás no te sirven, pero quizás te dan ideas para que vosotros encontréis vuestras fórmulas para re-convertir vuestras mañanas en un tiempo agradable de compartir. Confía en tu intuición y déjate guiar por ella.

Espero que todo lo que te he contado en este post os ayude a hacer de las mañanas un momento más amoroso y feliz. Y pronto, los otros posts que te he prometido más arriba 😉

Y tú, ¿cómo llevas las mañanas con tus hijos? 😉


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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

47 respuestas

  1. Buenas noches!
    Hay días que vamos súper tranquilas al colegio y al trabajo; otros es un infierno, con el NO por bandera de mi niña de casi 3 años, pero cuando hago recuento por la noche veo toda la prisa que le he metido a la niña a lo largo del día porque voy a mil por ahora y entiendo que me diga a todo que no le apetece. Debo tener una cara de amargada total por las mañanas!
    Gracias por las pautas!! Son de gran ayuda!! Las intentaré por en práctica mañana por la mañana en adelante!!
    Besos!!

  2. L'»afanyat» és la cantarella de caaaaaaadaaaaaa matí. «Lluc meeeeeeeeeeeenjaaaaaaaaaa» seria l’altra cançó del disc. Ho reconec: Tinc molt poca paciència amb tema àpats, però amb posts com el teu s’intentarà millorar i agafar-ho des d’una altra perspectiva. Gràcies!!!

  3. En mi casa hay mañanas estupendas en las que todo fluye y otras en las que no hay manera de arrancar y el «date prisa» es nuestra banda sonora. Espero que mañana sea una de las faciles, pero si no lo es, prometo acordarme de tus consejos

  4. Reina… No sabes lo bien que me va leer esto hoy. La mañana de ayer fue horrorosa! Y luego me sentí tremendamente mal, hasta me preguntaban que me pasaba… En fin, muchas gracias por tus consejos!

  5. Gracias pornlos consejos. Las mañanas siempre son un estrés y está claro que ir dándoles prisa no ayuda. Nosotros desde que tomamos conciencia de ello vamos mejorando.
    Un saludo

  6. Tengo un dicho que me produce gran pena y del que fui consciente cuando me reincorporé de la excedencia de un año por mi hijo mediano: » Les levanto con un venga-vamos y les acuesto con un vamos-venga» Afortunadamente ( o desgraciadamente) los niños crecen rápido y todo rueda… Ahora se visten en un minuto!

  7. Me ha encantado tu post. Realmente refleja una mañana cualquiera en una casa cualquiera con niños. O por lo menos en la gran mayoría.
    Somos esclavos del tiempo. Nosotros somos esclavos del tiempo. Para los niños ese tiempo es otro, más bien a mí me gusta llamarlo «tempo», como el tempo de una canción. Para ellos su día es una canción, un jugar constante, un descubrir y maravillarse de las pequeñas cosas que descubren. Todo esto es posible si escuchamos ese tempo.
    No es fácil pero se puede ir mejorando poco a poco. Tus consejos son muy acertados. Si me lo permites, dejo este enlace con juegos para hacer de las mañanas, momentos sin prisas y agradables para todos.
    https://rejuega.com/blog/juego-aprendizaje/juegos-familia/ideas-y-juegos-para-relajar-las-prisas-de-la-manana/

    Un abrazo!

  8. Yo no tengo hijxs, pero llevo cosa de un mes y pico que llevo a dos nenas al cole porque su mamá tiene que ir antes a trabajar. Cuando llego ellas están desayunando, y les queda ponerse zapatillas, lavarse y peinarse. Pero siempre tienen ganas de jugar y las cuatro cositas por hacer cuestan un montón. Me gustaría que ese rato fuera agradable para ellas. Iré probando diferentes cositas. GRacias por el post.

  9. Puuuufff, identificada totalmente en nuestras mañanas de diario… Y como dices es una pena. Algunos de los consejos que das ya los pongo en práctica, como levantarnos antes (aunque hay días que las sábanas se pegan con superglue…) y organizar el día anterior todo lo posible. Y tengo un truco para darme cuenta de mi estrés y pararme a respirar: hice con mi hija de 4 años un «Bote de la calma» que me lo ofrece cuando me ve estresada, con prisas y pasada de vueltas. Fue una idea genial porque la encanta dármelo y decirme «mamá, cálmate». A mi me ayuda muchísimo a darme cuenta de cómo estoy. Entonces paro y respiro. Grande el post, como siempre, das en el clavo.

    1. Perfecto Bea! Hay quien lo utiliza para los niños pero yo creo que el bote de la calma va mucho mejor a los padres! Si estamos calmados, es muy probable que ellos también lo estén 😉 Un abrazo

  10. Gracias Miriam por tu post. Estoy totalmente de acuerdo contigo y tengo la misma filosofía de vida, aunque del dicho al hecho….no todas las mañanas son horrorosas, pero tampoco todas color de rosa. Lo importante, a pesar de las prisas y horarios, es priorizar y tener claro lo que quieres en la vida, y eso por lo menos lo tengo, así que respiras, recapacitas y a ¡RECOMENZAR SIEMPRE!

  11. Bon dia!
    Tenia aquest post pendent de llegir. Pel matí ho passem realment malament… la Lluna (2anys i mig) i jo, pero per sort (com sempre ☺) has aparegut tu, Miriam! Gràcies
    Posaré en pràctica tots aquests consells. A veure si millorem. Ja t’explicaré
    Me proposat no correr i si un dia no arribem a la llar, doncs mala sort. Però ho procurarem, es el nostre objectiu, però de bon humor. Per sort jo treballo de tarda i pel matins puc estar amb ella.
    AVUI I AQUÍ POSSO PUNT I FINAL ALS NOSTRES MATINS INFERNALS

  12. Nosotros no las llevamos mal del todo. Pero nuestro caso sería el contrario. Se levantan suuuper temprano. Y ahora con el cambio de hora más. A las 6 ya en pie. Que era mi hora para darme una duchita tranquila y tomar algo antes de levantarlos. Con lo cual les da tiempo de todo. Desayunan. Los visto. Se aburren. Se pelean. Y sobre todo no me dejan arreglarme a mi

  13. M’ha agradat molt el teu post.. algunes de les coses que comentes les he fet, d’altres les provaré. Hauríem de tenir més temps per nosaltres i pels nostres fills.. La millor loteria que ens podria tocar, seria tenir temps.. Una abraçada!!

  14. Genial, com sempre… M’ha encantat la proposta de dormir si cal amb la roba de l’endemà… Sobretot venint d’una mare de dos… Estem tan formatejats que sovint ni som capaços de buscar fórmules per simplificar-nos la vida…

  15. Post imprescindible, cómo es que no lo he leído antes!!!! Para mí, las mañanas eran un infierno y llegaba al trabajo cabreada y el cabreo se convertía en angustia y culpabilidad. Dejaba todo preparado por la noche pero el sueño y las pocas ganas de mi hijo no ayudaban. Ayer puse en práctica alguno d tus consejos. Fui más empática y cariñosa y le hablé a mi hijo de cuando era pequeña. Fue todo más agradable al menos. Mil gracias por tu artículo, me he sentido aliviada y ha hecho que vea la situación de otra manera.

  16. Justo necesitaba tips para el momento de la mañana, porque la mayoría de los días acabamos enfadados, con rabietas, corriendo… Da igual lo pronto que intente levantar a los niños, al final siempre acabamos yendo con prisa y yo diciendo «vaaaaamos» como un millón de veces. Intentaré poner en práctica tus consejos, a ver si lo conseguimos. Muchas gracias!

  17. Yo me encontré con el papel de tener que llevar a mis sobrinos al cole, yo no tenía prisa pero la hora de entrar al cole es la que es y no se puede cambiar, me encontré un día con que el mayor no se quería despertar, le lave la cara, lo tuve entre mis piernas sin poderse apoyar y no había manera de que se despertara, mi paciencia iba disminuyendo a medida que el seguía queriendo llorar pero no arrancaba a llorar, al final lo conseguí pero a partir de ese día, lo despierto 5 o 10 minutos antes de la hora con música, pimpón es un muñeco, y le despierto con un montón de besos, y la tarea de despertarse ahora es mucho más amena y menos estresante para su tía, 6 el más feliz porque se despierta con una sonrisa y el tiempo que le sobra puede jugar con sus juguetes.

  18. Eres lo mas. Como siempre, de la risa (me partía con la propuesta de acostarlos con la ropa del día siguiente, que buena idea!!!), al llanto (la posibilidad de no tenerlos…) Gracies otra vez por tanto

  19. Me ha gustado mucho eso de «piensa que es un privilegio estar con ellos» podrían estar muy enfermos o no estar. Y esa gran verdad hay que recordarla. Muchas gracias

  20. siempre con prisas…, pero cuesta tanto salir de esa rueda
    creo q nos faltarian unas 4 horas al día
    al final el estrés afecta directa o indirectamente, yo me recupero de un infarto y aún asi no me quito el chip d las prisas uff
    gracias por tus acertados consejos
    reflejas muy bien nuestra realidad

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