Termina el cole
Mañana termina el cole. A partir del miércoles estaré con 2 niñas a full time. Vale. Igual que muchos. Por
Empecé el blog en febrero de 2011, en este apartado encontraras más de mil posts sobre crianza consciente, reflexiones, consejos y mucho más para ayudarte a vivir una maternidad y paternidad plena, consciente y feliz. En mi canal de YouTube encontrarás más de 200 vídeos que te ayudaran a poner perspectiva y humor a tu día a día.
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Mañana termina el cole. A partir del miércoles estaré con 2 niñas a full time. Vale. Igual que muchos. Por
Amar a los hijos no es suficiente, con amarlos no basta. Amar a tus hijos puede que no les baste si no lo
Esta pregunta es muy típica en caso que no hayamos empezado ya con la alimentación complementaria dejando que siempre sea
La gente que me conoce o los que me han venido a algunas de las charlas o talleres que doy saben que soy muy insistente en un tema: el de la respiración. Justo antes de Navidad hice el video «RESPIRA», pero ahora tenía ganas de explicaros por qué insisto tanto si, en el fondo, todos respiramos todo el día.
Yo creo que tenía unos 21 años, y estaba en Siria, de viaje. Sí, ese país del que prácticamente ya no queda nada y de donde huye todo el mundo por culpa de la guerra. Las vacaciones se estaban acabando y estábamos en Alepo. De repente, una noche, me empecé a encontrar mal, tanto, que acabamos en el hospital donde estuve ingresada ahora no recuerdo cuantos días. Creo que no me he encontrado nunca tan mal en mi vida. Cuando conseguía estar medio consciente sólo quería una cosa: mi madre. Que estuviera allí, que me cuidara, sentirla, escuchar su voz, que me diera la mano. Saberla cerca y conmigo.
Es domingo. Os habéis levantado juntos y hace buen día. Os apetece hacer algo especial y decidís ir a la playa. Los niños gritan “¡sí, playa!» y os ponéis en marcha. Pero cuando tienes hijos, desde que decides hacer algo hasta que la haces pueden pasar, por lo menos 2 horas. Porque antes de salir de casa os ducháis, os vestís, desayunáis todos en calma y empezáis a preparar las cosas para iros, que no son pocas: el patinete para correr por el paseo marítimo, el frisby para jugar en la playa, algo de comer durante el viaje, pañales, toallitas, etc.
Hay una cosa en la maternidad/paternidad que a veces incomoda muchísimo y es que las corazas que teníamos y que llevábamos con más o menos esportividad y orgullo, se funden. Nuestros hijos tienen la capacidad innata de vernos como somos, más allá de lo que queremos esconder o deseamos aparentar. No hay escapatoria, cuando tienes hijos: te descubren, te desnudan y no hay coraza que ellos no puedan atravesar o fundir de una mirada.
La primera fase del puerperio*, (para mi serían los primeros 15 meses de mi maternidad extraútero) me resultan más o menos sencillos: lo que quiere y necesita mi hija es lo mismo que necesito yo. El equilibrio, entonces, es relativamente fácil de encontrar en este sentido: hay otros elementos que lo desestabilizan como las necesidades de una niña mucho mayor, o el entorno (este mundo estresado que fácil, lo que si dice fácil, no se lo pone a la maternidad).
Empecemos por explicar qué es un ataque de amor: es aquel momento, inesperado, que no viene a cuento, en el que empiezas a sentir algo que se mueve dentro y que te hace decir «te quiero» o te hace correr a abrazar, besar o acariciar a alguien para que note cuánto le quieres. Los ataques de amor siempre son espontáneos y el que los recibe no está nunca prevenido. Pueden pasar al lado de la persona que suscita el ataque o también cuando se está solo por el mero hecho de pensar en él/ella. Ante un ataque de amor se debe actuar siempre porque si se reprime o se bloquea dentro del cuerpo, puedes estar seguro de que pronto te llegará alguna contractura en la espalda o te sentirás frustrado, porque aquel torrente de energía en forma de oxcitocina pura no habrá encontrado vía libre.
El sábado asistí a la jornada de Dona Llum “Del embarazo al puerperio, apoyo emocional contínuo para madre y bebé” y de todo lo que se dijo, lo que más me llegó, fue un concepto mencionado por la antropóloga Serena Brigidi: La gestión de la ausencia. Más allá del contexto en el que ella hablaba, estas palabras han ido haciéndome “runrun” todo el fin de semana. Hace muchos años, una persona que había perdido hacía unos meses a su madre, me decía que en ningún momento desde su muerte la había sentido «cercana», entendiendo como cercana el hecho de sentirla presente, próxima, en conexión y eso le provocaba un vacío inmenso. Ese día pensé que no me gustaría sentir lo que ella sentía ni tampoco que mis hijos (si un día llegaban), experimentaran esto después de mi muerte.