El otoño contigo

El otoño contigo

28.9.2011

El otoño contigo quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, que cuando subas al coche dejarás de decir aquello de «¡Calor! ¡Calor!» con cara de disgusto y no tendremos tantos problemas para subir porque dentro, por fin, se estará bien. El otoño contigo también quiere decir que empezará a hacer más frío y que seguramente tendremos dificultades en abrigarte. No sientes nunca la necesidad de llevar chaqueta o calcetines, y te encanta ir descalza siempre y por todas partes.

Con el otoño también llegan muchos resfriados y a mí me viene esa sensación de querer esquivarlos todos, porque no te pillen. También oscurece más temprano y en pocos días tendremos que salir antes porque en el parque, si vamos muy tarde, se nos hará de noche y comenzará a hacer frío. Es época de volver un poco más temprano a casa y eso no siempre nos gusta, ¿verdad? Este otoño te explicaremos que es el momento en que caen las hojas de los árboles aunque en los de nuestro barrio les ha pasado durante todo el año y nos has visto barrer las malditas hojas de la terraza millones de veces… No sé cómo lo haremos para explicarte que eso, de hecho, no es muy normal…

También llegará un día que me oirás decir a tu padre lo de: «¿qué día iremos a la Garrotxa?» (preciosa comarca catalana dentro de la provincia de Girona), siempre lo propongo yo, porque es algo que me encanta, ir en otoño. Porque los colores son fantásticos, porque el bosque tiene aquel olor a húmedo y me recuerda a las tardes en que mis abuelos me llevaban a buscar setas… Y hablando de setas, con el otoño nos haremos un hartón de comerlas. No gracias a tus padres, ya te lo digo ahora, que nos cuesta distinguir una seta comestible de una que te pueda llevar directamente al hospital, sino gracias a tu bisabuelo, que en esto es un crack y si estamos de suerte, podremos comer setas un montón de días!

Con el otoño también sé que me pasará dentro de no mucho lo de «¡mierda! La ropa de abrigo ya no te va bien, corre, Laia, que no tenemos ninguna chaqueta para ponerte y hace frío!!!». Tu madre no ha sido nunca muy previsora ​​en estas cosas… Sí, no soy de las que por rebajas ya calculan cómo serán de grandes sus hijos al cabo de un año para comprarle esa chaqueta 20 euros más barata. No lo sé hacer, ¡no lo he sabido hacer nunca!

Te aseguro ahora que durante este otoño también nos oirás decir con tu padre: «a ver qué día empezamos con los regalos de Navidad y así luego no tenemos que correr». Debes saber que lo diremos, pero que no lo haremos, y el día 20 de diciembre, si no es el 23 o 24, tendremos que efectivamente, correr, para encontrar el regalo supuestamente idóneo para cada miembro de la familia… eso sí, jurando y perjurando que nunca más nos volverá a pasar y que el año que viene, lo compraremos todo en otoño.

Con el otoño saldremos menos fuera, porque habrá días que lloverá y serán de los que costarán de pasar porque nos aburriremos, y que tanto tú como yo estaremos deseando que llegue tu padre de trabajar y nos «distraiga» un poco, porque nuestro día habrá sido «pasado por agua»… Tendremos que volver a hacer la «ronda de casas» con las niñas y tus amigos, porque algunos días no nos apetecerá ir al parque, porque estará todo mojado, o porque hará frío… Esto ya lo hacíamos el año pasado, ¿te acuerdas?

Pero sobre todo, desde que tú estás, el otoño también significa vacaciones… Con el trabajo de tu padre, las hacemos siempre fuera de «temporada» y también tiene su punto, ¿verdad, hacerlas ahora, tan tarde? Será otoño y podremos estar juntos, horas y horas… los tres, un día, y otro… Me da igual si llueve, me da igual si hace frío… Tú ya sabes que el frío nos gusta…

Ah, lo olvidaba, el otoño también significa que falta menos para ver los primeros copos de nieve en el Pirineo. Que falta menos para ir a pisarla, a esquiarla, a tocarla, a maravillarnos con su belleza, con su silencio… Hace unos días que cuando te decimos que ya es otoño nos dices que justo después viene el invierno y añades: «haré bolitas de nieve». Pues eso, Laia, ¡que ya falta menos!

 

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

7 respuestas

    1. Jajajaja… Onavis i Marga; sí, intentem passar-nos-ho bé! És curiós perquè avui, que penso aquest post sobre la tardor, fa un sol i una calor que sembla que estiguem al pic del juliol! O sigui que això dels bolets, per exemple, no sé si arribarà amb aquesta calorada… O el fred, i la pluja… Però sí, la tardor m’agrada: per la llum, el fred, els colors… però també perquè inevitablement, amb el gris, interioritzo molt més i em conec, també, una mica més a mi mateixa. Una abraçada!

  1. quin text més bonic, Míriam!
    i quines ganes de que tot comenci a fer olor d’humit i caiguin les fulles!
    la primera tardor plegades, amb l’Agnès! cada dia és un primer cop!

    una abraçada i gràcies de nou!

    marina

  2. Pues por aqui aún seguimos con temperaturas veraniegas… Tengo ganas de que entre el otoño de verdad, poder ir a la Sierra de Aracena, coger castañas, ponerte un chalequito, poder salir a todas horas de casa sin pensar en el calor…

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