¿Qué te ha parecido? ¿has vivido algo parecido?
Es un clásico: y es que adaptarse a estar tantas horas sin nosotros con tantas cosas que les pasan y que sienten, no es nada fácil y por algún lugar tiene que salir todo esto.
A veces, a los adultos nos sorprende: «¿Ya veo las ganas que tenías de verme?!» o «Ya te vale, con las ganas que tenía de verte… mañana vendrá el abuelo, que yo ya estoy harta!»… no entendemos que es justo al contrario de lo que acabamos de interpretar.
Se expresa así con nosotros justamente por las ganas que tenía de estar con nosotros… nos quieren tanto que les duele. Es que son pequeños… y tenemos que ponernos en su piel. Pasan tantas cosas en su día a día… hay tantos momentos en los que acudirían a nosotros y no estamos… que todo esto les es muy difícil de gestionar.
Y entonces estamos nosotros: que no sabemos gestionar enfados, ni situaciones que no sacan de quicio, y entonces la pelota ya es enorme. Quizás estos otros videos, te ayuden:
Y este, sobre los errores que cometemos a veces los adultos a la hora de acompañar la rabia de nuestros hijos…
Ánimo, y a seguir acompañando desde el respeto y el amor más profundos. ¡Tú puedes!
Por cierto, ¿has vivido lo que cuento en el video?
2 respuestas
llevaba unos dias de perros porque mi hjjo acaba de empezar con las rabietas hace poco y la verdad, me ha pillado por sorpresa no sabia gestionarlo.Al ver los videos de Miriam me he sentido conmovida y no sabia si reir o llorar al descubrir que no estoy sola al verme reflejada en las historias de las rabietas. me ha ayudado mucho … al contrario de otros comentarios de madres tales como… al mio no le dan rabietas!!! ha sido alentador de verdad!
Una vez que empiezas a informarte te das cuenta de que es más preocupante un niño sin rabietas (sí es que existe) porque ese es un niño que no se permite expresar sus emociones con naturalidad.
Es verdad que, con frecuencia, el entorno no nos ayuda a recuperar la calma y acompañar. Hasta que esté más extendido el necesario trabajo personal como persona adulta para utilizar todos nuestros recursos de gestión emocional, lo mejor es como dice Míriam meternos en una burbuja metafórica donde solo estemos nosotros (nuestros hijos y nosotras).
Y, aún así, hay situaciones que siempre van a ser un reto. Mi hijo está en el último curso de Educación Infantil. Afortunadamente disfruta mucho con sus compañeros, pero a menudo me dice que el colegio es un rollo porque trabaja mucho y sé que tiene razón. Le digo que lo entiendo, pero no sé qué más hacer.