Hola qué tal, espero que os haya gustado el video… y como 5 minutos es muy poco para hablar del tema, necesitaba escribir algo más.
Me gustaría empezar por donde he terminado el video: nadie nos enseña a ser abuelos y todos lo hacemos (el ser madres, padres, abuelos, tíos, etc) tan bien como podemos y sabemos a cada momento. Vaya por delante que creo que tener abuelos es fantástico y adoro a los míos. He podido gozar un montón de ellos (todavía lo hago) y ver a mis hijas con los suyos, lo mucho que se quieren, las relaciones que establecen, la complicidad… es algo que no tiene precio.
Hacía tiempo que tenía ganas de hablar de los abuelos. Porque no es fácil: cuando nos convertimos en madres/padres todo es nuevo, incluso el papel que desempeñan nuestros padres en toda la nueva situación. A veces, de repente, vemos a nuestra madre como no la habíamos visto nunca, o a nuestro padre, o a nuestra hermana, y a veces ¡todos a la vez!… La llegada de un bebé en una familia remueve a todo el mundo y tenemos que irnos situando poco a poco.
A veces no es fácil. Si ya teníamos una relación con sus roces con nuestros padres (con los dos o con sólo uno) es posible que con la llegada del bebé estos roces se incrementen. Y ahí estás tu, con un bebé en brazos que es todo necesidad, y con unos padres con quien casi no sabes ni cómo tratar o cómo decirles lo que tú necesitas en estos momentos.
En el video he hablado de algunos conflictos muy comunes con los abuelos. Las críticas, los juicios a lo que hacemos, la invasión de nuestra intimidad y nuestro espacio… pero también de esos abuelos respetuosos (que también los hay, por suerte) y de su forma de situarse en la nueva familia.
En 5 minutos es imposible abordar la cantidad de variables que pueden acontecer entre nuevas familias y abuelos, absolutamente imposible. Porque además, podemos tener una madre muy respetuosa y un padre criticón a más no poder, o al revés, junto con mil combinaciones más.
Pero os quería hablar un poco más de los tipos de abuelos de que hablo en el video:
“Abuelos sabelotodo”: Hay muchas variables en estos abuelos pero podríamos decir también que son esos que todavía te ven como una niña pequeña que no ha crecido y que no va a ser capaz de cuidar de un bebé. El típico: “trae, que yo lo hago yo”, como si dijera “que tu no tienes ni idea y yo lo he hecho miles de veces porque he tenido 4 hijos y tu no”. Es difícil hacerles cambiar de idea: si te ven como su hijo de 15 años cuesta que vean que ya tienes 35 y eres perfectamente capaz de arreglártelas solo. Hará falta mucha comunicación y paciencia para que poco a poco vayan viendo que es vuestro hijo y que sí sabéis algo! 😉
El ideal, sobretodo cuando tenemos este tipo de abuelos o los criticones o otras variables de abuelos que no han cabido en el video, es que la comunicación con ellos sea asertiva. Y es difícil porque nos ponen de los nervios y lo que tienes ganas de decirles es lo que he dicho en el video y cosas peores. Podemos decir lo mismo desde la calma y el respeto. Alguien diría aquí “el respeto que ellos no tienen”. Pues sí, el respeto que ellos no tienen. Pero es que si nos ponemos a su nivel esto puede acabar fatal. O sea que comunicación asertiva y paciencia.
Abuelos invasivos: són una variante de los anteriores y hay abuelos que son las dos cosas: sabelotodo e invasivos y esto ya es el no va más! Hacen sufrir bastante a las familias porque después de tener un bebé hay mucho deseo de intimidad, de estar juntos y tranquilos sin gente que no respeta nuestras necesidades alrededor o que va interfiriendo en nuestra manera de cuidar del bebé.
Hay otra variante de abuelos que a veces parece que su deseo fuese el de sustituir a mamá o a papá. Como si ahora tuvieran una segunda oportunidad y se pasan por el forro que ese hijo no sea el suyo. Invaden porque les viene como un deseo irrefrenable de cuidar ellos al bebé. Ya he dicho que con la llegada de un niño todos nos removemos y podríamos decir que este tipo de abuelos están removidos hasta la médula! Puede haber muchos motivos por los que actúan así: algunos es porque tienen la sensación que cuando les tocó a ellos no lo disfrutaron como debieran y ahora quieren una segunda oportunidad. Otros porque se sienten culpables, otros porque les encantan los bebés y llevaban años esperando y ahora están como un niño con zapatos nuevos sin ver nada alrededor que no sea su propio deseo de maternar/paternar.
Mi recomendación sería la misma: comunicación asertiva y paciencia sin dejar que traspasen unos límites que tienen que estar muy claros. ¿Y si se ofenden? pues como decía mi abuela, van a tener dos trabajos: ofenderse y des-ofenderse, no hay más. Lo que no puede ser es que os pongan de los nervios a vosotros cada dos por tres, porque ahora hay otra prioridad y es que os adaptéis a la nueva situación y que os vinculéis la nueva familia. Hay algo más importante que el si se ofenden o no y es el bebé. Además, si comunicáis vuestras necesidades con respeto, no hay motivo de ofensa, aunque ellos no lo vean así.
Es importante que veamos también que cuando nace un bebé todos conectamos con el bebé que fuimos y a veces, madre y padre estamos muy removidos/regredidos/vulnerables… por eso nos afecta tantísimo lo que pase con nuestros padres. No tenerlos presentes, respetuosos y amorosos en este momento nos hace sentir muy desdichados y estaría muy bien que los abuelos entendieran que les necesitamos pero desde el respeto y la empatía profunda.
Puede ir muy bien hablar de todo ello con los abuelos cuando estamos esperando al bebé. Establecer lo que nos gustaría, hablar de lo que creemos que podemos necesitar, etc… Vaya, si no las tenemos todavía, establecer unas bases firmes de comunicación con nuestros padres. Esto siempre es bueno, tengamos o no hijos!
A veces el nacimiento de un hijo sirve también para suavizar relaciones tensas con nuestros padres o directamente, para mejorarlas infinitamente. Los nietos tienen ese poder también, y esto es genial!
Abuelos criticones: Bueno, un poco lo que ya he comentado antes… tanto en el cómo nos hacen sentir como en cómo procurar solucionarlo. Pero tenemos que tener en cuenta que el que ellos cambien de actitud o no, no está en nuestras manos y aunque lo deseemos, no tenemos el poder de hacer que actúen diferente. Este cambio tiene que surgir de ellos mismos y si no se dan cuenta del daño que nos producen o si no quieren cambiar, no lo harán. Es algo que vamos a tener que aceptar. Esto no quiere decir que no les digamos lo que sentimos, pensamos o querríamos. Ni que no tengamos que poner límites y decirles “hasta aquí”.
Mucha critica surge de la inseguridad o sea que si podemos conseguir ver el motivo por el cual nos lo critican todo, quizás podemos quedarnos más en paz con todo eso. O quizás no. Pero saber el motivo o intuirlo a veces ayuda y a veces incluso podemos preguntarles directamente “qué es lo que te hace criticar todo cuanto hago?” a lo mejor una pregunta así, directa, planteada con respeto puede darles un toque de atención para que sean conscientes de lo que hacen. Porque a veces, ni se dan cuenta!
Abuelos too much: Les veo a menudo, pobres. Llegan donde no llegan los hijos y a veces los hijos no llegan a casi nada o sea que estos abuelos tienen un trabajo tremendo y a una edad en que ya no están como cuando tenían 30 años. En este caso los que tenemos que ser conscientes de lo que está pasando somos nosotros. No podemos delegar la función materna/paterna en los abuelos. No es lo que les toca y no es justo ni para ellos ni para nuestros hijos. Cierto que el tema laboral en muchísimos países (sé que me veis de todo el mundo) no está nada bien pero una cosa no quita la otra. Hay abuelos que no tienen fuerzas ni para jugar, y lo sufren todos: ellos y también los niños. Hay algunos que lo hacen de corazón y ni se dan cuenta que están desempeñando un papel que no les toca, pero hay otros que se ven entre la espada y la pared y no se atreven a poner límites a los hijos. Otros porque les sabe mal que a sus nietos los acabe cuidando un desconocido y prefieren apechugar antes que quejarse y gritar “stop”.
Abuelos “Yo ya he tenido a mis hijos”: Ya lo he dicho en el video, tienen otras prioridades que pasan muy por delante de cuidar a nadie. O sea que no se puede contar con ellos ni siquiera en momentos de necesidad. Hombre, a veces, si no ven otra opción, acceden, pero les cuesta y cada vez que preguntas si pueden echarte una mano les ves esa cara de que preferirían que no se lo hubieses pedido. Esto para muchos es muy frustrante; no tener a unos padres con los que contar, y no ya por cuidar a tu hijo sino en el sentido más amplio. Sus necesidades pasan por delante de las tuyas y por supuesto de las de los nietos… Pero bueno, digamos que tampoco podemos hacer mucho en estos casos. Es su opción…Hay algunos a los que luego les extraña que su nieto les rehuya… ¿Qué esperaban? Si no tienes relación con los nietos no esperes que cuando te vean corran hacia ti, al contrario, porque para ellos vas a ser un desconocido.
Abuelos “mudos”: He puesto esta palabra porque yo he visto abuelos de estos y no dicen nada, es como que sólo observan y aceptan. No critican nada y en todo caso, si les preguntas dicen que ellos “no saben nada, que confían en tu criterio”… pero en general están ahí, silenciosos, amorosos y disponibles. Estos abuelos son un gozo porque aunque sean parcos en palabras, sabes que te apoyan, os adoran… y puedes confiar. En contraposición están los que no dicen nada pero lo dicen todo. Sería el “no me meto” pero me meto, porque lo miro todo mal, con caras raras y aunque no directamente, te hago saber que no apruebo cómo crías a nuestro nieto. Estos abuelos suelen poner muy nervioso porque el que no digan directamente qué opinan pero lo hagan entrever es como muy chinchón! Yo con estos os recomendaría un poco lo mismo que antes: comunicación. Decir que os sentís juzgados o que sentís que no les gusta lo que hacéis y que preferiríais hablar directamente de todo ello con calma para aclarar cosas y saber un poco todos lo que pensamos y sentimos.
Cuando nos comuniquemos con estos temas tan sensibles, os recomiendo hablar desde lo que sentís y nunca atacar. Si empezáis con el “es que tu haces tal y me pongo enferma!” la conversación va a acabar fatal seguramente, porque ante un ataque, la persona se defiende y seguramente también os va a atacar. Mejor explicar cómo os sentís y añadir que seguramente no es su intención que nos sintamos mal… Explicar por qué y qué preferiríais… Preguntar cómo se siente él/ella y mirar de tender puentes.
Sé que hay casos en los que no es posible. Si no lo es ya lo he dicho: límites y protección, no hay otra.
Abuelos “Quiero aprender”: Ya he descrito un poco como son en el video. En este caso es muy bonito ver cómo van aprendiendo a tu lado y tu con ellos. Se comparte de una forma muy amorosa y divertida, la verdad. Serían los que están absolutamente abiertos a que les cuentes cómo te sientes, cómo vives esta etapa nueva y empatizan con tu sentir. Y no sólo eso: tu vivencia les hace entrar en contacto con lo que ellos vivieron y sanan muchas cosas, se dan cuenta de otras y a la vez, se transforman. Son los abuelos que, sabiendo que te cuesta irte a trabajar, te van mandando fotos del niño para que estés tranquila y hacen todo como tu haces y dices. Puedes confiar plenamente en ellos porque son tu copia porque quieren que tu hijo casi no note ni que te has ido.
Abuelos orgullo: Son amor, también, como los últimos casos descritos. Es fácil relacionarse con ellos y muy gustoso.
Ya véis, en la viña del señor hay de todo, y seguro que hay muchos más. En los comentarios aquí y en Facebook seguro que me habláis de tipos de los que no he hablado pero podemos entrar en el tema otro día si os apetece.
Y ahora viene algo importante: NO es lo mismo padres que suegros. No es igual de difícil hablar con mis padres que con mis suegros, y a mi pareja le va a suceder lo mismo. O sea que lo mejor es que si hay que decir algo un poco “delicado” lo hagan los hijos, no la nuera o el yerno. Vaya, que si el problema es con mis padres, mejor ser yo la que hable con ellos y si el problema es con mis suegros, mejor que sea él quien tome la batuta. Porque cuando empezamos a mezclar pueden saltar chispas!
Tened en cuenta que los roces que surgen en las familias muchas veces ya existían pero quedaban medio tapados porque quizás nos veíamos menos y tratábamos temas poco comprometidos. Pero cuando llega un bebé, entre que nos removemos todos y que nos vemos más, las cosas se complican y esos roces se multiplican. No sólo eso, se hacen más evidentes.
A veces no queremos verlos y hacemos como que no nos afecta pero los problemas con la familia es difícil que no afecten. Creo que muchas veces es mejor afrontarlo de cara, que simular que no está pasando nada. Básicamente porque es mucho mejor resolver las cosas cuando pasan y no al cabo de 7 años cuando estamos ya todos enfadados.
Y antes de terminar: el primer año de vida de un bebé estamos todos en adaptación. El bebé el primero, los padres después, pero detrás de ellos también toda la familia. Los abuelos, los tíos, los cuñados… tenemos que volver a encajar las piezas del puzzle y se requiere tiempo. O sea que paciencia, amor y empatía y poco a poco, si hay predisposición por todas las partes, todo se puede acabar solucionando, sanando y re-situando.
Si en cambio, no tenéis ningún problema con los abuelos, celebradlo porque es fantástico que así sea.
Un abrazo a todos y felices relaciones familiares!!! 😉
Un comentario
Me interesa mucho tu enseñanza para abuelos en relación a los nietos y de paso el entendimiento a sus padres.
GRACIAS.