Alimentación complementaria 1. ¿Cómo comemos?

Varias personas me han pedido que hable de alimentación. Cuando los bebés se acercan a los seis meses, a muchos padres les llega esa pregunta de «ok y ahora ¿como se hace esto de la alimentación complementaria?» Y hay quien se puede llegar a angustiar de verdad, sobre todo si el niñ@ no come lo que esperábamos. Ya os adelanto que este post tendrá varias partes, porque la alimentación es mucho más de lo que en un primer momento nos puede parecer y sobre todo, porque esconde muchas otras cuestiones. Espero ayudaros.

Pero vayamos al principio. Si sois una pareja esperando un hij@, si ya lo tenéis en brazos y apenas mama y duerme, si se acerca a los seis meses… lo primero que os aconsejaría es haceros esta pregunta: «¿cómo comemos, en casa?». Mucho antes de empezar a preocuparnos de nuestro hijo, de cómo tiene que comer, cuándo y de cuánto, cuestionémonos cómo comemos nosotros. ¿Nos gusta comer? ¿Disfrutamos comiendo? ¿Lo hacemos cada miembro de la familia por su lado o todos juntos en la mesa? El tiempo que compartimos, ¿es agradable o se nota un poco de tensión? Porque comer más o menos lo hacemos todos, pero no del mismo modo:

Podemos comer en dos minutos y sin prestar demasiada atención porque de hecho, sólo comemos por hambre, no por placer. Podemos comer lamentando cada bocado que nos llevamos a la boca porque nos gustaría estar más delgados, y tememos que comer, empeore nuestro aspecto. Podemos comer a toda prisa, con desazón, pensando que es porque tenemos mucha hambre, o mucha prisa, pero en el fondo, sabiendo, que lo que nos pasa es que tenemos ansiedad y la comida nos la apacigua. Podemos comer sólo cuatro cosas y siempre las mismas porque nos hemos creído que somos de los que no nos gusta probar nuevos sabores. Podemos comer con placer y disfrutar con cada bocado, porque nos gustan las texturas, los sabores, los recuerdos que nos trae el olor de lo que hemos cocinado en casa. Podemos comer solos y disfrutarlo, o comer solos y desear compartirlo con alguien más. Podemos odiar las comidas de muchos porque nos recuerdan unos compromisos familiares que detestábamos desde que tenemos memoria. O podemos disfrutarlos y querer que todos estén en la mesa porque las comidas familiares nos hacían felices. Podemos comer sin prestar atención a lo que comemos, o haciendo tres cosas más a la vez. Podemos comer obsesionados en la calidad de lo que tragamos, pensando en si habrán tirado productos químicos encima y si esto nos afectará a la salud. Podemos comer en silencio, con conversación, con gritos e insultos o con la televisión todo el rato encendida. Hay tantas maneras de comer, tantas, que podría no terminar nunca de describirlas…

Por eso propongo este ejercicio. Tomar conciencia de cómo comemos y de qué. Preguntarnos si nos gusta la manera como lo hacemos, si la disfrutamos y si es así como queremos compartirlo con nuestros hij@s. Porque mucho antes de que aquel bebé se ponga un trozo de zanahoria en la boca, ya ha observado cada sensación y emoción de los de casa cuando están en la mesa. Ya se ha impregnado de la forma en que se come.

Pero sobre todo, el motivo principal porque os propongo este pequeño-gran ejercicio es porque creo importante no trasladar todo lo que nosotros hemos «escondido» con la comida a nuestros hij@s. Si éramos de los que nos decían «raquíticos» porque comíamos «cuatro cosas y mal» es probable que tengamos miedo que nuestro hij@ haga lo mismo. Es probable que si no tomamos conciencia, si no nos liberamos de nuestra historia y de cómo nos ha podido marcar, estemos agobiando nuestro hij@ para que coma más, que le guste todo… porque no le acaben llamando «raquítico» como a nosotros. Nuestros hij@s son otras personas, con otras realidades, con otros gustos, con otras maneras de hacer, con otras necesidades, con otras preferencias. Va bien saberlo e integrarlo antes de empezar a hacer algo tan importante como comer. Las emociones (los miedos, las expectativas, las frustraciones, las carencias y el dolor almacenado) puede afectar y mucho la forma en que comemos. Antes de iniciar la alimentación complementaria con ellos, hagamos limpieza, hagamos investigación, tiremos del hilo de nuestra historia… quizás tomando conciencia de cómo hemos comido durante todos estos años veremos si es así o no como queremos seguir comiendo en el futuro… y quizás decidiremos que hay algunos hábitos que hay que cambiar.

Y tú ¿Cómo comes?

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Míriam Tirado

Consultora de crianza consciente y periodista especializada en maternidad, paternidad y crianza. Me dedico a ayudar a madres y padres a conectar con sus hijos/as.

5 respuestas

  1. Mai m’havia parat a pensar que la meva manera de menjar podia influir en els bons o mals habits del meu fill, pero tens molta rao. Nosaltres esmorzem i sopem tots junts a taula. I crec que ha estat la millor manera, per imitacio, que l’Eloi s’ha anat interessant pel menjar. Portem una dieta saludable pero no estem obsessionats. La meva parella va tenir molts problemes amb el menjar quan era petit i al principi no volia que li passes el mateix al nen ( a ell l’obligaven a menjar d’una manera molt bestia). I l’Eloi disfruta amb el menjar, menja quan te gana i sino en vol, mai l’obligo. Hi ha dies que menja molt i d’altres no tant, pero a mi em passa el mateix aixi que estem contents!

    1. Hola, Raquel!

      En les properes entregues d’Alimentació aniré parlant de tot això una mica; de quina ha estat la nostra experiència i el que n’opino d’aquest tema tan important com és l’alimentar-nos. Gràcies per explicar com ho feu vosaltres. Una abraçada

  2. Molt bona recomanació!
    Nosaltres abans menjàvem sovint mirant la tele i des que va néixer el nostre fill quan som a taula la tele està tancada i aprofitem per explicar-nos com ha anat el dia:

  3. Hola Míriam!

    M’alegro que parlis d’aquest tema.

    Nosaltres també hem decidit apagar la tele per dinar des que hem estat pares.

    Pel que fa al menjar, el nostre fill, que ja té 10 mesos i mig, no ha menjat mai triturats, seu a taula amb nosaltres i menja el que pot menjar per edat del que mengem nosaltres. Les coses més dures li ratllem o li aixafem amb una forquilla. Nosaltres mengem bastant sa, sense obsessionar-nos. Mirem de fer una dieta variada. Com que no tenim massa temps al migdia, cuinem els dinars els caps de setmana, cosa que ens permet planificar els menús i que el menjar sigui cuinat a casa.

    Mai l’hem obligat a menjar i poc a poc es va interessant pel menjar.

    Com que encara fa pit, estic tranquil·la pel que fa a la nutrició i miro de no fixar-me en la quantitat que se suposa que «ha de menjar», sinó valorar que sigui un procés agradable i tranquil per tots.

    Esperaré la resta de posts sobre aquest tema, com ara estem de ple en aquest procés, va bé tenir la visió de gent que ja l’ha passat i saber com ho han viscut.

    Gràcies per tot!!!

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