6 consejos para acompañar niños/as de alta sensibilidad
Aquí os dejo 6 consejos para acompañar niños de alta sensibilidad que espero os resuenen mucho
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Aquí os dejo 6 consejos para acompañar niños de alta sensibilidad que espero os resuenen mucho
Mucho malestar de la infancia es por culpa del cansancio. Van a un ritmo y con unos horarios que no
El día antes de su cumpleaños me sorprendió antes de cenar con este dibujo, este reconocimiento y agradecimiento y me
Que vivimos en una sociedad sometida al estrés, creo que es bastante cierto y que esto impacta en la infancia,
Son tiempos nublados para la infancia. Y sí, no estamos en guerra ni viven situaciones de vida o muerte, por
Estos días he recibido muchas consultas preguntándome cuál era mi opinión respecto a cómo contar a los niños los que
Estábamos con Lua sentadas en un banco delante de un CAP dando teta. Paró un coche justo delante y salió una mujer de unos 60 años. Fue hacia la otra puerta para ayudar a salir al que deduje que debería ser su padre. Sacaron un andador del maletero, el bolso, una maleta, las chaquetas y tardaron un buen rato en tenerlo todo listo para empezar a andar. Era todo engorroso, complicado, con el andador, el hombre que apenas se mantenía en pie, y su hija (o no), intentando ayudarle con las manos llenas de cosas que tenía que sostener.
Eva llegó a casa muy enfadada. Se le notaba en los gestos y en la cara, y sobre todo, en que dijo un «¡hola!», muy distinto de los que dice ella. Cuando llega a casa de trabajar y grita «¡hola!» desde la puerta, se le nota en la voz que es feliz, que está contenta. Se le nota, en sólo una palabra, que tenía ganas de salir del trabajo y venir corriendo a casa, a ver a su hija y su marido. Ellos dos se ven poco rato porque Carlos tiene que irse corriendo porque a las 16h empieza su turno, o sea que sólo tienen media hora para verse y relevarse explicándose qué ha hecho Julia, como ha estado, qué ha comido… lo típico que hacen tantos padres justo antes de apretar a correr para no llegar tarde a trabajar.
«Lo primero que sabemos de la infancia cuando nos encontramos en los albores de ser madres y padres se refiere a la nuestra propia. Los recuerdos a menudo no son nítidos ni fiables pero si lo son las sensaciones y sentimientos y la manera como tenemos de acercarnos a los bebés. Lo que se nos despierta en su presencia… En función de lo vivido en nuestra gestación, parto y primera infancia, sobre todo en la etapa pre-verbal, vamos a construir nuestra manera de ser y de estar en el mundo y nuestra capacidad para amarnos a nosotros mismos y de amar a los seres mas vulnerables e indefensos, los bebés!
Yo tenía quizá seis o siete años. Íbamos a casa de los abuelos que vivían a 15 kilómetros de nuestra ciudad, en un pueblecito pequeño que era donde yo iba cada día a la escuela. Era domingo y dentro del coche sólo estábamos mi madre y yo. Ella conduciendo y yo detrás, en el lado derecho, mirando por la ventana. De repente me entró un no sé qué, me acuerdo como si ayer. Una añoranza terrible de ir al bosque. Mis abuelos me llevaban al campo muy a menudo, cada semana sin falta. Mi abuelo es un hombre de pesca, de caza, de setas, vaya, de todo lo que se pueda hacer en el bosque. Recuerdo cuando todavía iba cada día, absolutamente todos los días iba al bosque. Supongo que quien ha vivido y trabajado en el campo, de alguna manera, lo lleva en la sangre toda la vida y siempre ha necesitado ir… cuando pienso en él, inevitablemente pienso en el campo.